Zacarías de Verónica Linares
Zacarías es el nombre de un niño muy especial y es el nuevo protagonista de las historias que nos cuenta Verónica Linares, una autora diferente al narrar sus relatos, pues éstos siempre están llenos de colores que son para ella un elemento muy importante. Probablemente sus estados de ánimo tienen, cada uno, una tonalidad y cuando escribe seguro que sobre ella danzan las tonalidades, se mezclan, juegan y finalmente salen con forma de animales, plantas, niños, niñas y todos con su color particular. Es una narradora de colores.
La aventura de Zacarías se desarrolla en una semana intensa. El tiempo es un factor muy importante porque sólo en siete días Zacarías deja volar su imaginación creando situaciones que a todo niño le encantaría vivir. Planifica cómo atraer amigos a su casa, resuelve los problemas que podrían presentarse si sus amigos no encuentran a esas maravillosas criaturas y moviliza tanto a niños como a personas mayores.
Zacarías es hijo único y éste es un dato importante para entender su personalidad. Tiene la inmensa necesidad de compartir con amigos y amigas, y como se encuentra solo, únicamente le queda imaginar e imaginar personajes que llenan sus horas de la forma más creativa.
Estas historias son propias de una edad en la que se suele crear amigos imaginarios, situaciones fantásticas y lugares fascinantes; fantasear en el sentido más amplio. Nosotros, padres de familia y maestros, tendríamos que aprovechar esta etapa para incentivar y cultivar esta imaginación.
Llama la atención en la obra cómo Zacarías resuelve una propuesta tan grande para su edad. Está al frente de cinco situaciones, a cuál más complicada, y ha invitado a sus amigos para que puedan comprobar estos hechos insólitos. Pero Zacarías ha desarrollado tanto su imaginación que así mismo encuentra una solución sencilla para explicar coherentemente su mundo: unos simples frascos de pintura. Nuevamente el color presente.
Los personajes tan comunes y cotidianos se transforman, se acercan y viven en la casa de Zacarías. Así tenemos animales que no podrían vivir en una casa, un astro en una habitación, una enorme pelota-fruta, un personaje singular de color azul y que seguramente tiene sabor a apio, y un grupo de girasoles que cantan. Quizás el coro de girasoles es el que me cuestiona más cuando se refiere a la música que interpretan. Los niños y niñas ¿conocen y les gusta la ópera? ¿Les gustaría o se identificarían más con un reggaetón u otro género musical más cercano a ellos?
Las soluciones que plantea Zacarías me parecen geniales y mucho más porque se adelanta a las posibles interrogantes que le podrían hacer todos sus invitados, que no son pocos. Además responde con tal seguridad que nadie se atreve a indagar más.
El libro busca la participación del lector parta terminar la frase y ser parte de la obra.
Una situación que Verónica vive como maestra todos los días.
El cocodrilo se esca…
La luna se derreti….
Los girasoles se despedaza….
La pelota naranja podría explo…
Azulapio se puede asus….
Zacarías es un niño de esta época, ni duda cabe. Con su corta edad sabe manejar una cámara de fotos y la tecnología está en sus manos.
Verónica nos confirma que la fantasía vive dentro de nosotros, pero esa fantasía ¿es sólo fantasía? ¿la realidad es fantasía o la fantasía es realidad? La autora nos deja una gran interrogante al final de este cuento y por eso invito a todos los niños y niñas, y a todas las personas que conservan su niño interior a deleitarse con Zacarías.
[Fuente: www.laprensa.com.bo]
11/07/2007 por Marcelo Paz Soldan