Un estante de bolsillo
Por: Fernando Barrientos
Asamblea Portátil (Editorial Casatomada, Lima, Perú) es un muestrario de 25 narradores de 13 países, nacidos entre 1974 y 1987, con selección y prólogo del escritor peruano Salvador Luis, que está a punto de salir de imprenta y presentarse en la FIL de Guadalajara. Motivado más por el placer y la calidad del texto que por los fines bibliotecarios que suelen impulsar a los antólogos, Salvador Luis intenta coordinar las jóvenes voces que van surgiendo en la asamblea diversa y agitada que es la literatura escrita en ese idioma que por comodidad llamaremos español. Los cuentos reunidos, además de ser textos memorables, logran conformar una radiografía de la diversidad de la escritura en el presente, como se expone en el inteligente prólogo, que enfatiza lo literario más que lo ideológico.
A diferencia de otras selecciones del mismo tipo (generacionales, continentales) en este muestrario (no antología, otra diferencia y si le hacemos caso a Piglia, todos es cuestión de palabras) no hay pretensión de agruparse bajo una suerte de manifiesto de ruptura. Más lúcido y más generoso, Salvador Luis concluye en el prólogo “[…]los narradores y narradoras de esta compilación, ya insertados en el mapamundi gracias a los esfuerzos de sus predecesores, participan del fenómeno de la globalización cultural para independizarse no del centro hegenónico sino de su periferia estereotipada (la América de los dictadores y Chichen Itza y la España de las corridas y el cante jondo)”. Luego aclara que esto se da “sin desprecio a la obra y experimentación del Boom o de la posguerra española […] como tampoco la total aceptación de su estética y discurso (ni de los anteriores ni posteriores, para tal efecto), sino que se refiere a la apertura de vínculos (e hipervínculos) y a la falta de un sectarismo ideológico.” Como en el Twitter, todos tienen voz en esta asamblea:
Samuel Solleiro (España) – Rodrigo Fuentes (Guatemala) – Solange Rodríguez Pappe (Ecuador) – Juan Sebastián Cárdenas (Colombia) – Mónica Belevan (Perú) – Juan Ramírez Biedermann (Paraguay) – Jorge Enrique Lage (Cuba) – Fernanda Trías (Uruguay) – Miguel Antonio Chávez (Ecuador) – Rodrigo Hasbún (Bolivia) – Federico Falco (Argentina) – Mayra Luna (México) – Diego Trelles Paz (Perú) – Lara Moreno (España) – Rodrigo Blanco Calderón (Venezuela) – Katya Adaui Sicheri (Perú) – Diego Zúñiga Henríquez (Chile) – Leonardo Cabrera (Uruguay) – Elvira Navarro (España) – Maximiliano Matayoshi (Argentina) – Gabriel Rimachi Sialer (Perú) – Mauricio Salvador (México) – Claudia Apablaza (Chile) – Samanta Schweblin (Argentina) – Michel Encinosa Fú (Cuba)
Vía email le hicimos algunas preguntas a Salvador Luis, antes del lanzamiento de esta muestra de la joven literatura iberoamericana.
1.- ¿Cómo iniciaste la pesquisa para Asamblea Portátil en esta época de sobreinformación?
Asamblea portátil es un proyecto que surgió a principios de 2008, pensando sobretodo en recopilar el trabajo de autores muy recientes y cuya obra estuviese en un momento perfecto para este tipo de exposición. La pesquisa en sí fue un proceso menos complicado de lo que aparenta y quizá se deba a ese detalle sobreinformativo al que haces mención. Desde hace algunos años tengo la suerte de estar a cargo de Los Noveles y de contar con estas “vistas” panorámicas y a la vez microscópicas de lo que sucede en nuestra literatura, tanto en el plano peninsular como latinoamericano, y creo que eso facilita muchísimo el trabajo recopilatorio. Al estar, digamos, “sobreinformado”, es posible hacer una revisión bastante representativa y a muchos niveles. Eso no significa, claro está, que no haya leído autores que no conocía. Por ejemplo, los autores paraguayos y guatemaltecos que participaron en el proceso de pre-selección (Asamblea portátil se estableció a partir de una pre-selección de 38 autores de los que quedaron 25) eran en su mayoría escritores y escritoras de los que no tenía referencias previas. Uno nunca deja de aprender algo nuevo cuando se sambulle en este tipo de trabajo, incluso te diría que una de las satisfacciones más grandes es precisamente aquella búsqueda de lo que no se conoce. En definitiva ese es uno de los objetivos principales de Asamblea portátil, el de mostrar una variedad, de modo que se aprecie lo heterogéneo, tanto a nivel estético como discursivo, y que la producción literaria de nuestra región no se reduzca sólo a estereotipos o modas académicas. Para mí es una pena cuando lo iberoamericano se entiende nada más dentro de un marco que resalta lo marginal o lo subalterno o una estética de denuncia, porque a pesar de que eso está presente en nuestras artes, no es el único punto relevante de nuestra producción cultural. Hay un abanico de posibilidades estéticas que el escritor puede utilizar y la presentación de dicho abanico es lo que hemos tratado de resaltar en Asamblea portátil. En esta selección hay desde cuentos “pop” hasta neorrealismo y thrillers que suceden tanto en la urbe como en el campo.
2.- En el prólogo te refieres a la heterogeneidad (de influencias, de géneros, de registros, etc.) que caracteriza al conjunto de narradores iberoamericanos seleccionados, pero ¿cuáles serían las “estéticas generales” que podrías identificar en esta diversidad?
Pienso que la estética general, aunque suene muy ramplón, es precisamente esa diversidad. Estamos un poco acostumbrados a que se nos diga que cada 10 o 15 años hay una generación nueva y que todas las generaciones piensan distinto, y a la vez que lo “nuevo” indica una unidad inquebrantable. Eso en realidad es un poco incompleto. Un grupo de autores, sin duda, tiene puntos en los que hay convergencias, pero a pesar de todo, hay también siempre individualidad y diferenciación constantes dentro del mismo grupo y dentro de una tradición más amplia. Creo que ambas cosas suceden al mismo tiempo: novedad y tradición. Creo también que en el caso de los autores más recientes lo heterogéneo se vuelve genérico, precisamente debido a aquello del “recalentamiento informativo”. Vivimos en un mundo en el que es difícil ya centrarse en un solo tema o en una sola perspectiva, un mundo, además, en el que existe un culto muy grande a la personalidad. Esta me parece una posición más auténtica, que los autores antologados en Asamblea portátil no se parezcan entre sí y que no busquen un discurso que los unifique o categorice enteramente es significativo. Esto, claro, no desdice que pertenezcan a las mismas circunstancias: la batalla de la modernidad y la posmodernidad, la era digital, la era de los media, la fiebre de los referentes de alta y baja cultura. Al mismo tiempo, podríamos crear subgrupos a partir de la muestra que hemos compilado, y decir quiénes se inscriben en lo fantástico o quiénes en lo realista, y basarlo en especificidades, que existen, pero que son eso, detalles más específicos. Lo que he tratado de componer es un libro más diverso y a la vez honesto; ese sería el programa del libro, tratar de no centrarse en un solo programa. Algo que es evidentemente imposible, pero que al menos se intenta a pesar de lo que tenga de utópico. Tal vez, como te decía hace un rato, la estética general sea precisamente la estética de la no generalización. Algo que no creo que sea perenne, porque a veces algo llega y se va, pero hay que mostrarlo porque está sucediendo. Siempre con un poco de cautela, no podemos hablar como si los paradigmas no se pudieran romper. Asamblea portátil, como cualquier selección, representa un nudo temporal que va a mantenerse de algún modo, pero también sufrirá modificaciones un día de estos. Todo eso es muy sano, por cierto, que las cosas se muevan de alguna forma es siempre valioso para todos.
3.- Además de la lección de liberación heredada de la que hablas en el prólogo, ¿cualés serían las diferencias y las similitudes entre este grupo de autores y los escritores de McOndo y el Crack?
En principio, creo que la mayor diferencia con ambos discursos –mcondiano y crackiano- es la falta de un manifiesto explícito para explicar su irrupción en el plano literario. El prólogo de McOndo, por supuesto, no es un manifiesto en origen, pero se ha tomado, principalmente por el tono y por la postura, como una suerte de manifiesto. Quizá fue un error de Fuguet y Gómez hablar desde un “nosotros”, porque eso hace que uno generalice una óptica que quizá sólo sea la de los antólogos. En ese sentido soy muy consciente de que lo que redacto en el prólogo de Asamblea portátil es mi palabra tratando de describir algo, pero no la palabra explícita de los autores, porque sería un poco osado de mi parte imponerles a ellos y a la par a los demás opiniones que provienen de una análisis personal. Creo que en eso no fueron muy acertados los antólogos de McOndo, ya que su palabra se toma a veces como una carta magna generacional, e incluso parece que se nos hace difícil separarnos de esa idea de la constitución literaria. Claro, aunque McOndo no sea un manifiesto auténtico como lo es el del Crack, sí se comporta como uno, porque habla como una entidad, y pienso que esa actitud no está presente en los autores incluidos en Asamblea portátil, no pertenecen a esa dinámica. Me atrevería a decir que el poder del manifiesto ha decaido un poco. El Crack, por otro lado, es un manifiesto lúdico, que es cierto y falso a la vez, pero que también traza algunos parámetros y distinciones para mediatizar su postura. Creo que la gran diferencia es esa, no optar por el manifiesto para presentarse o diferenciarse. Respecto de las similitudes, pues hay varios puntos que fueron importantes para McOndo o el Crack y que son relevantes para los narradores más recientes. Primeramente, el mercado globalizado de referentes, la cultura de masas, la heterogeneidad como norma, que se acercaría mucho a McOndo, eso está por todas partes. En segundo lugar, si nos situamos en los principios del Crack, muchos autores nuevos se fijan en lo atemporal, el cronotopo cero y los no-lugares. Eso no lo inventó el Crack mexicano, pero sus autores eran conscientes de ello. No creo que esté mal señalar preferencias a favor o en contra de McOndo o Crack, cada quien tiene sus gustos, pero tampoco es bueno pasar por alto coincidencias que son bastante obvias. También sería bueno resaltar que el hecho de vivir en la abundancia informativa hace que algunos de los seleccionados practiquen una literatura sin bordes, donde muchas disciplinas se cruzan y los textos que tradicionalmente consideramos literarios ya no son la única medida, hay cabida para lo cinematográfico, lo televisivo, las conexiones ciberespaciales, etc. Asamblea portátil presenta 25 cuentos, pero es más interesante aún lo que estos autores pueden hacer en sus novelas o colecciones individuales, sobretodo en este asunto de la escritura sin bordes, donde las limitaciones de un género o una disciplina parecen no ser relevantes a la hora de hacer literatura, es una literatura más abierta, creo yo. Por eso invito a todos a revisar más de cerca la obra de estos y otros autores contemporáneos, hay mucho que absorber de ellos.
4.- ¿Cómo explicas la elección por lo “iberoamericano” y no por lo “latinoamericano” en esta compilación?
Bueno, hemos hablado sobre lo que significan los McOndos o los Cracks en contraste con los narradores recientes, pero también era importante para mí expandir este trabajo de una manera trasatlántica, porque España y América Latina se leen la una a la otra todo el tiempo. Creí necesario hablar en términos iberoamericanos porque están también los Kronens, los Nocillas, y todas estas etiquetas que de algún modo funcionan a ambos lados del charco. Hay similitudes que a veces se expresan con títulos diferentes en España, pero que están presentes en países latinoamericanos y viceversa. Ahora, por ejemplo, está de moda el discurso del afterpop en España y de algún modo la mezcla McOndo-Crack, sin la perspectiva académica que tiene el libro de Eloy Fernández Porta, claro, implica un fenómeno similar a ese del afterpop. También sabemos que hoy en día no es tan difícil que un español lea a un boliviano y que un boliviano haga lo contrario, hay que reconocer que se han roto muchas barreras tradicionales. Con una óptica iberoamericana y no solo latinoamericana creo que tenemos un vista más completa de lo que somos como cultura.
5.- También encontramos una larga lista de referencias tanto “altas” como pop que identifican a los autores. ¿Cómo utilizan estas referencias en sus cuentos?
Sí, la alta cultura y la baja cultura están en constante juego en Asamblea portátil. Desde referencias a músicos del rock de los 90 como Chris Cornell hasta equipos de fútbol como el Club Atlético Temperley o el Cerro Porteño, y estas referencias “banales” se cruzan con alusiones más “importantes” como las de Sor Juana o Kafka o Jean-Pierre Melville. Eso ha estado presente desde el Boom, pero creo que en nuestros tiempos, como ya había anticipado McOndo, existe una globalización de referentes de la que no podemos escapar. Ahora bien, para los ensayistas del afterpop, ya no sólo se trata de una división entre referentes altos y bajos, sino que se borran las diferencias y ambos extremos se enlazan y se retroalimentan. Lo que se veía como invasión del pop ya no se puede considerar pop, sino una estética más alta y sin esa clase de bordes. La falta de bordes facilita la apertura de vínculos tanto con una botella de coca-cola como con una fuga de J.S. Bach. Y esto es digno de destacar de esta muestra de narradores, porque el hecho de que no tengan una postura marcada respecto de este tema les permite mayor amplitud. No quiero decir que unos no sean más sofisticados en técnica o lenguaje, pero sí que no existe un prejuicio hacia lo que es o no es literario según un manual de instrucciones tradicional. Me parece que los autores recientes tienen menos limitaciones en ese sentido, y eso es porque hoy por hoy las ideologías no son tan marcadas ni contenedoras.
6.- ¿Qué papel juegan las nuevas tecnologías en la construcción de la obra de estos narradores iberoamericanos?
En el prólogo de Asamblea portátil se habla mucho acerca del diálogo y las conexiones con otras disciplinas artísticas, pero también me pareció conveniente hablar del caldo de cultivo tecnológico en el que estos autores se formaron, porque se trata de un grupo que no solamente se crió sino que vive en un mundo donde aparatos de comunicación masiva como la radio, la televisión y la cámara de cine son cosas de todos los días; de la misma manera, estamos hablando de autores que han nacido hacia finales de los 70 y mediados de los 80, es decir, crecieron en espacios donde el vídeo reemplazaba al cine, donde los videojuegos se tornaron parte del mundo cotidiano, lo mismo que la tecnología inalámbrica y la vida fragmentada y emisiva del Internet. Son cosas que no se pueden pasar por alto, porque quizá en el mundo de hoy una revolución no se da en una plaza sino en el ciberespacio o en la proliferación de aparatos portátiles, y a pesar de que este grupo de escritores no es homogéneo en cuanto a estética o discurso, sí proviene de circunstancias socioculturales similares. No quiero que se malinterprete lo que te digo, seamos conscientes de que lo tecnológico no es una preocupación de todos los autores de manera uniformizada, como si se tratara de una línea de ensamblaje, y tampoco inlfuye del mismo modo; cada quien tiene su propio camino y maneja su obra de manera muy íntima, pero así como nos preocupamos de basar una explicación literaria en cambios políticos o económicos, que evidentemente afectan a todas nuestras sociedades, es muy válido resaltar los cambios tecnológicos que participan en la mezcla de la que están hechos estos autores. Porque ningún grupo de autores anterior a éste sufrió adaptaciones tecnológicas de modo tan rápido y contundente como las de esta selección, así se explican muchas cosas como la abundancia de la novela corta en nuestros tiempos. Aún existe, desde luego, la novela tradicional, pero que vivamos en un mundo de emisiones breves, de mensajes en tiempo real y estatus que cambian cada minuto en Facebook o Twitter tiene que afectar de algún modo la producción artística. Vuelvo a decir que no afecta a todo el mundo por igual, pero el caldo de cultivo está ahí y tenemos que respetarlo. Asamblea portátil no deja de lado ese punto, y por supuesto no es lo único que se toca en la selección, si hay algo que resaltar en esta muestra es la variedad de textos y de tonos que la componen.
Fuente: Ecdótica