10/02/2025 por Sergio León

De Litovchenko, la Trini, Leonor y Gio

Por Luis Minaya Montaño

Para un clasemediero urbano boliviano su paso por el colegio secundario suele ser el único periodo de felicidad plena en su vida. Los protagonistas de “¿Dónde Carajos Está Litovchenko?” tendrán mucho material, entre amoríos, travesuras y pesadillas, para rememorar la Arcadia que nunca olvidarán, así superen los 70 años de edad.

La novela de los hermanos Loayza es una obra densa e ingeniosa, con personajes bien estructurados, con buen manejo de la información con que abordan la  cuestión del mal en la sociedad. Con lenguaje cinematográfico y pictórico los autores cuentan el tránsito de un grupo de adolescentes paceños en su arriesgada metamorfosis hacia el mundo de los adultos.

Para comenzar, la tapa del libro muestra un tráiler con un vistazo al mundo que enfrentarán los jóvenes estudiantes. Los emblemas del trailer grafican a personajes de nuestra vida republicana.

Para la búsqueda de Litovchenko, el multifacético genio del mal,  el grupo de aprendices se acopla con el Tica y el Beef, dos curtidos detectives que ofician en una suerte de auto sacramental nativo; se trata de una pareja lejanamente emparentada con Mortadelo y Filemón, los héroes nihilistas de la historieta española, afamados críticos del burocratismo. O pueden ser émulos de Don Ramon y el profesor Girafales, creyentes y defensores indeclinables de la racionalidad que propugnan en su vecindario.

Hay situaciones (¿Sartrianas?) con profundo significado, como los agravios de Fructuoso Cabrera, un funcionario gubernamental corrupto y monstruoso, que estalla de ira cuando percibe que Cassio Condoretti le ha pintado el rostro con la tez cobriza y no con el color blanco que él esperaba. Es un pellizco cruel y sarcástico al horror que el criollo le tiene a la piel cobriza, síntoma básico del racismo imperante en la sociedad boliviana “decente.

Hay escenas memorables como la tremenda pelea que se desata en una chichería frente a Hotel Milton durante un concierto metalero y otra en la Curva de Holguín donde Los Vengadores del Futuro se enfrentan con Los Pitufos, ambas para establecer jerarquías en la nomenclatura urbana.

Para los protagonistas de la novela la aventura supone el fin de una etapa en su vida, en su paso de inocentes bachilleres a ser un proyecto de pícaros profesionales, porque su fortuna no les ofrece muchas alternativas. El gestionar la inocencia es para una persona el dilema más difícil que lo aflige, que lo obliga a enfrentar la realidad con los ojos de la razón o renunciar  —o aceptar— la idea de que la vida no es un sueño.

 “Se acabó la fiesta”, exclama Gio, la figura trágica que tal vez sintetice el leitmotiv de la novela, el sobrevivir la violencia doméstica que se gesta en el seno de una familia para luego sufrir la violencia estatal que ejerce el oficialismo. Trini surge en la batalla como líder lúcida y valiente. La misteriosa Leonor, intrigante como una Maga local, se escabulle en el enredo sin dejar de aparecer en el momento preciso. Oleg y Gonzo son dos fichas encantadoras que navegan la urbe en busca de su identidad en el barullo de la vida.

El relato presenta escenas descritas con lenguaje vivaz y crudo, con adornos sutiles y subtextos graciosos que enriquecen la narración sin interrumpir la trama básica de la novela. ¡Hasta la deliciosa salteña ocupa un rol preciso en la ficción!

La novela de los hermanos Loayza es oral, en el idioma del barroco americano derivado de la picaresca española, el género literario que surge cuando el imperio estalla en pedazos, dejando en la cesantía tanto a caballeros andantes como a horteras excedentarios que emigran a América para establecer feudos  a semejanza de su alienación personal y sus traumas políticos y religiosos.

Las imágenes de los míticos héroes de la travesía paceña: Trini, Oleg, Gonzo, Leonor, Gio, son reconocibles porque los vemos caminar por las calles de la ciudad luciendo ropajes y maquillajes estrambóticos. Sus imágenes quedarán plasmadas en el imaginario social porque nos remontan al ambiente en que se genera nuestra existencia emocional; tal el poder de la literatura.

Glover Park, septiembre de 2025

Fuente: Ecdótica