Por María Elena Lora
El título de este trabajo es más pretencioso de lo que será mi comentario. Al menos por el hecho de que, en el libro que hoy presentamos, la perspectiva es sólo un acercamiento a la enseñanza de Jacques Lacan.
Este libro es el resultado de una investigación de Ricardo Torrejón, cuyo eje es una aproximación al Seminario 18 de Jacques Lacan titulado: “De un Discurso que no fuera del semblante”. El autor realiza un camino y propone indagar una afirmación planteada en el seminario: “Lo que está en el mundo, bajo el cielo” y a partir de ello, vectoriza el trabajo teórico y clínico como un psicoanalista lacaniano. Esta afirmación es la que merece ser interrogada.
El recorrido planteado por Ricardo orienta una vecindad entre semblante, discurso, escritura y letra, en tanto se constituyen en un punto crucial de un encuentro des-encontrado entre varios campos cruzados por el privilegio del lenguaje. Bajo esta perspectiva, traza y abre la posibilidad de establecer un diálogo, un contrapunto, algunos puentes y diferencias sobre una experiencia investigadora, atendiendo a la urgencia, a la necesidad de acentuar la heterogeneidad contra cualquier tentación a homogeneizar a un dominio absoluto de uno “sobre el todo” y fundamentalmente apelando a una ética psicoanalítica desafiante.
El autor abre y explora la relación entre el discurso y la realidad, articulados a la función del semblante y lo real, manifestándolos como agujeros en el interior de la universalidad del saber. Asimismo, nos advierte sobre la existencia de programas polémicos en la actualidad, donde proliferan sintagmas y enunciaciones sobre “lo natural” como aquello contrapuesto a “lo construido” o “alterado” que prejuzgan, limitan y cercenan la inventiva del ser hablante y conducen a un “universo de ficción”. Ante esto, el psicoanálisis de orientación lacaniana responde con un “atrévete a investigar, te está permitido saber”. Así, Ricardo Torrejón invita a través de su libro a preguntarse ¿a dónde deseo llegar?, pero hábilmente nos conduce a que no se trata de: a dónde quiso llegar con esta investigación, sino de dónde partió, incluso: desde dónde desea él acercarnos a su lectura. Infiero, sobre todo por su invitación, que nos convoca a abandonar posiciones previas y paradigmas pre-establecidos. Así, su lectura nos permitirá percibir que se trata de un work in progress del propio Jacques Lacan, en tanto se trata de un Seminario que podemos considerar un “momento de viraje crucial” hacia lo que conocemos o llamamos su última enseñanza.
De esta manera, el autor inicia su texto introduciéndonos al Seminario mismo, a partir de interrogantes clave sobre temas como: Semblante-Discurso-Verdad. En este primer momento procura cernir la categoría de semblante en la enseñanza de Lacan y relaciona tal categoría, de manera muy estrecha, con la función de la verdad. En esta primera aproximación, es interesante entender al semblante como una especie de “apariencia verdadera”. Para situar esta afirmación nos apoyamos en Jacques-Alain Miller, quien dice: que el semblante no se opone a la verdad, sino al contrario, es preciso sostener que la verdad es adjudicable a la propiedad del significante en el plano del decir. En este sentido, el semblante es aquello que “habilita” un “hacer” con eso que no se tiene y, por supuesto, será efectuado siempre de un modo singular y no se lo hará sin tropezones. Esta reflexión muestra la necesidad de establecer que la realidad no guarda relación con lo real. La diferencia entre realidad y real en psicoanálisis conduce a afirmar que aunque haya semblante en la naturaleza no implica que haya real.
En un segundo momento se plantea la categoría de semblante, pero esta vez marcando su ligazón con el orden discursivo que fue trabajado por Jacques Lacan en un Seminario anterior “El reverso del psicoanálisis” en el que se profundiza la teoría psicoanalítica de los cuatro discursos como modos de hacer lazo y formas de tratamiento del goce en el ser hablante. Este recorrido nos conduce a salir de la noción de “semblante” como simple enmascaramiento o simulacro, para señalar una dimensión capital de situar “al semblante” en un orden simbólico, que posteriormente nos permitirá abordar y pensar acerca de los procesos de la sexuación. Vale decir, que el concepto de “semblante” permite operar, como un sustituto que posibilita escribir “algo”, ante la formulación fundamental del psicoanálisis sobre “la inexistencia de la relación sexual”.
A su vez, este segundo punto de articulación entre semblante y discurso, lleva a situar al “semblante” en el lugar de agente en los discursos y, estos dispositivos son los que establecen la función de lazo social. Este devenir plantea que el discurso en una dimensión estructural, es del semblante. Esto significa que un discurso implica relaciones escritas contingentemente y, por ello, ante el riesgo de concebir una realidad hecha de semblantes, Jacques Lacan nos advierte y nos dice que él considera a los discursos “artefactos”. Es decir, “invenciones humanas” en oposición a los semblantes que durante mucho tiempo se caracterizan por estar girando en la naturaleza como un meteoro, un arco iris, un trueno, los mismos que articulan la dimensión de un decir, pero no por ello hacen discurso. A su vez, esto alude a que por más que el ser hablante sea un efecto de discurso, sea un sujeto arrojado al vértigo de las palabras, nunca queda completamente atrapado en él. Siempre hay un resto mortificante, algo irreductible que a lo largo de la enseñanza de Lacan tomará distintos nombres, no es algo que se genera de la nada, sino que se crea, emerge ante el vacío, ante un “algo” irreductible a las leyes del lenguaje.
Por otra parte, es fundamental resaltar otra arista en el texto que se refiere a que el lenguaje, no es “lo escrito”, es decir, nos conduce a “vislumbrar” como se separa la escritura como impresión y, para ello, se apoya en la lógica que introduce Jacques Lacan en este Seminario 18, que es la caligrafía china. Este recurso posibilita tocar un borde sobre la noción de semblante en relación a lo real. Este punto es abordado por Ricardo Torrejón en este libro sobre algunas de las referencias del Libro de Mencio.
De esta manera, esta investigación sigue la enseñanza de Jacques Lacan quien nos advierte que en este Seminario 18, sólo hay cuestión lógica a partir de lo escrito, en la medida en que se construye por su referencia al lenguaje y, por lo tanto, el significante es uso de la escritura. Este planteo nos obliga a pasar a otra noción presente en el texto, que es “la letra” y como señala Jacques Lacan, es en “ella” que se apoyará en esta época y ya no más en el lenguaje. Se trata de llevar el psicoanálisis más allá de la lingüística y que no quede encasillado en el discurso estructuralista y/o universitario de la época.
Como mencioné antes, esta investigación nos muestra cómo la escritura china cobra protagonismo, así, de una referencia de Mencio, Jacques Lacan extrae y escribe de algunos caracteres chinos lo siguiente: “Bajo el cielo lo que habla de la naturaleza” (…) o también, “lo que está en el mundo, bajo el cielo, el lenguaje”.
Para ahondar esta lectura, Jacques Lacan da una interpretación de este escrito y afirma: “en la medida que el lenguaje está en el mundo, bajo el cielo, he aquí lo que produce naturaleza. (…) no es cualquier naturaleza, se trata de la naturaleza del ser hablante” o “lo que está en el mundo, bajo el cielo, es el lenguaje”. Es importante señalar que la noción de cielo en esta escritura china hace referencia a un proceso “regulado y continuo” (día-noche) y “naturaleza” tiene que ver con los efectos del lenguaje, lo que es del orden del semblante y, por la tanto, tiene que ver con lo que atañe a los efectos de discurso.
Esta interpretación y orientación busca remitirnos a la noción de letra que es central para el psicoanálisis, en tanto “el vacío” tiene que ver con ella. Si retomamos la propuesta lacaniana sobre el discurso como un orden contingente de elementos y sus lugares, vemos que aquí cobra importancia el significante y la noción de semblante. Pero este planteo no explica ni alcanza a dar cuenta de la ex-sistencia y, ello abre al tema de lo que no puede escribirse, de un imposible, no aprehensible en el orden del sentido, aquello que resiste al sentido, lo que no responde a la palabra, tampoco perfora el agujero de sentido.
Es precisamente bajo estas consideraciones y la forma negativa del título del Seminario 18, para presentar el presente tema, nos permite afirmar que “todos los discursos son del semblante”. Ello nos abre a preguntarnos sobre la consistencia de esta frase del Seminario: ¿Qué es lo que no fuera del semblante? Allí, quizás es posible que se pueda realizar una inferencia y pensar que se estaba preparando el terreno para algo que no sería del “semblante”, algo que evoca como el nudo, el goce.
Siguiendo el libro presentado por Ricardo Torrejón, podemos decir que el semblante constituye un mixto simbólico-imaginario que no se opone a la verdad, sino a lo real.
Sin embargo, no dudamos de la operatividad de los semblantes en general y menos el que califica al discurso analítico. Aún más, se puede afirmar que es en la experiencia analítica donde se trabaja con el borde del semblante que ubica el núcleo del goce, es decir, no se trata de borrar el semblante sino de recuperarlo.
Bajo esta orientación está la operatividad del discurso del analista. Vale decir, se trata de la lógica de la acción, la acción analítica. Cómo en el curso de un análisis, con el buen uso de los semblantes, es posible incidir, horadar de alguna manera lo real de la satisfacción. En el tratamiento de lo real por el psicoanálisis, las palabras están preñadas de goce, la palabra es vehículo de goce. Cuando la clínica toma la dimensión de una narración, no toca lo real, no apunta a transformar algo de las condiciones de “goce” del parlêtre.
Está investigación encauza una cuestión lógica a partir de lo escrito, “la letra” y, a partir de esta época, se iniciará una clínica orientada por la letra y no por el arrullo, el parloteo del lenguaje.
Así, este estudio al mostrar cómo la escritura china cobra relevancia en este seminario, implica que hace que el significante se rasgue y esto tiene sus consecuencias en el inconsciente. Mostrándonos desde distintas perspectivas cómo la escritura es, entonces, sostén de la palabra.
Este recorrido invita al lector a volver sobre esta cita de Jacques Lacan: “Me di cuenta de algo, y es que quizá sólo soy lacaniano porque en otro tiempo estudié chino. Quiero decir con esto que ahora, al leer las cosas que había transitado, balbuceadas como un bobo, con orejas de burro, percibí que están al mismo nivel de lo que cuento. (…) para, quizás, encontrar en ella un sentido más”. Vale decir: “no hay discursos que no sean del semblante”.
En este libro Ricardo Torrejón nos invita a tocar algunas de las aristas que nos enseña el psicoanálisis, en tanto permite aprehender “algo más” que explicaciones estereotipadas o universales y, pone en evidencia cómo el psicoanálisis convoca a una llamada allí donde se trata de poner a prueba el escuchar lo distinto, lo singular y permite recoger una paradoja analítica: la virtud infernal del psicoanálisis de hablar, de lo que no se puede decir y donde hay que inventar, crear, vale decir, construir quizás algo más.
La Paz, agosto 2025
[1] María Elena Lora PhD
Psicoanalista (AME) de la NELcf y de la AMP
Decana de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad Católica Boliviana
Fuente: Ecdótica