La literatura boliviana goza de buena salud
Por: Wilmer Urrelo
Buenas tardes. Voy a comenzar con una anécdota que le estaba contando al Edmundo antes de empezar que me parece que puede un poco ilustrar lo que voy a decir a continuación.
Yo tenía alrededor de unos catorce o trece años y con mi hermano escuchábamos mucho rock metálico, mucho metal, y un día nos llegó la noticia de que había un grupo bastante bueno que se llamaba Brujería, y que era bueno, un grupo mexicano que estaba por Estados Unidos y que se caracterizaba por hacer rock satánico y eran bastante buenos; metaleros y toda esa onda, y resulta que nosotros no habíamos escuchado esa calidad de música y nos cambio totalmente el panorama musical al escuchar su primer casete, en ese momento no había discos compactos, bueno, su primer álbum se llamaba Matando Gueros, con una tapa excepcional, era la cabeza cortada de un hombre, luego se dijo que la cabeza era de un ex integrante del grupo que se salió, pero en realidad era mentira. Al escuchar ésta banda nos cambio todo, nos hicimos más metaleros y tuvimos una percepción distinta de la vida, ¿a qué viene todo esto cuando estamos hablando un poco del premio nacional de novela? Creo que el premio en gran medida, pese a que había el aporte de Los Amigos del Libro y del premio Guttentag le ha cambiado bastante el panorama a la novelística boliviana, que es cierto y yo coincido con Edmundo, que la ausencia de escritores o escritoras de origen cruceño es realmente una vergüenza, creo que pasa algo ahí y en los próximos años el premio tiene que remediar, y por supuesto también tiene que ver con la ausencia de mujeres; llama la atención que hasta el momento solo haya una mujer ganadora del premio de novela.
Creo que esas son dos grandes tareas pendientes para el premio y para la literatura en general; ahora sobre el estado actual de la literatura boliviana, miren yo creo que el estado actual de la literatura boliviana goza de buena salud, sin embargo, todavía no veo una propuesta seria y contundente en el sentido de que tengamos unos diez autores que publiquen constantemente. Creo que eso tendrá que cambiar, veo que son contados los nombres que siempre están girando, Rodrigo Hasbún, Maximiliano Barrientos, en fin, que son autores que a mí me gustan, pero que son los mismos, y me parece que hay que empezar a romper un poco esa barrera, bueno ahora se nos une afortunadamente Sebastián Antezana en ese circulo, ¿no? Pero creo que todavía nos falta crear un escaparate más amplio.
Por ejemplo que la próxima novela de Maximiliano Barrientos sea un acontecimiento nacional, creo que eso todavía falta, no estamos echando los cimientos para eso, falta todavía, además está la proyección internacional que es tan bien importante; pero como el Edmundo decía es también un poco, cuestión de tiempo.
Ahora si vemos la lista de premiados del nacional de novela, vemos que hay una evolución en todo sentido, ¿no? Desde temática, hasta en el empleo de técnicas para contar la historia y creo que eso es sumamente saludable, eso es excepcionalmente saludable porque nos está demostrando que los autores de toda ésta nueva generación tienen la perspectiva de que una buena historia no solamente debe tener al tema como único criterio para considerar como buena a una novela, sino que a veces yo pienso que el tema es lo menos importante, porque ya se ha contado de todo, temas nuevos no hay mucho, prácticamente la literatura lo ha contado todo; lo que estamos haciendo un poco es recontar los temas pero desde otra perspectiva, desde otro punto de vista. La arquitectura de estas nuevas novelas me parece que debe importarnos bastante, además de que la novela sea creíble. Que como decía en la presentación de la novela de Sebastián hace un par de días atrás, de que seamos buenos mentirosos y buenas mentirosas. Porque un novelista en el fondo es eso, un mentiroso o una mentirosa; y tenemos que hacer todo lo posible para nos crean esa mentira, para que el lector no diga éste cuento es falso porque yo no le creo que eso pueda ocurrir dentro de la realidad de la novela. Entonces, estamos un poco yendo por buen camino en la proyección de ser buenos mentirosos o buenas mentirosas; y por eso a mí me parece que eso de los temas ha sido relegado a un segundo plano. Es como un segundo escalón dentro de lo que realmente queremos escribir.
Veo un poco eso, que hay una renovación técnica sumamente importante y de ingeniería interesante; cuando lean la novela de Sebastián se van a dar cuenta de lo que les estoy hablando y bueno también hay como nunca antes el interés de la literatura boliviana fuera de nuestras fronteras. Maximiliano Barrientos está publicando en España, una novela mía fue traducida al italiano; de Manfredo Kempf también se está haciendo lo propio, entonces, hay un interés por la literatura boliviana, no hay que bajar la guardia. Hay que seguir escribiendo teniendo en cuenta que lo más importante es la literatura y no otra cosa.
Y bueno, retomando un poco lo que dijo don Tito Gutiérrez si me queda tiempo, hay efectos negativos de ganar el premio nacional de novela, eso lo estoy sintiendo ahora, por ejemplo, me cuesta bastante, hay un peso, hay una responsabilidad, que uno no se la puede sacar de encima. Me está constando escribir lo de ahora, he vuelto a comenzar como unas tres veces y creo que eso es digamos la parte negativa del premio, pero todo lo demás es positivo, publicar es sumamente positivo, que te lean es sumamente positivo y que te conozcan en el exterior tiene que ser muchísimo más positivo, ¿no?, muchas gracias.
Fuente: Ecdótica