01/15/2025 por Marcelo Paz Soldan

Un mosaico de voces y destinos: La coralidad en La cábala coral de Daniel Averanga

Un mosaico de voces y destinos: La coralidad en La cábala coral de Daniel Averanga

Por Marcelo Paz Soldán

Si a pesar de tantas nubes,
el sol aún puede alumbrarte
¿Cómo no he de alumbrarte yo,
con tanto amor para darte?
He nacido para amarte
Canción de Hernán Rojas y los Warahuaco


La literatura boliviana contemporánea sigue demostrando su capacidad de sorprender y renovar los modos de narrar. En La cábala coral [Tata Danzanti, 2021], Daniel Averanga Montiel se adentra en una compleja polifonía narrativa en la que arma un rompecabezas de historias aparentemente desconectadas, pero que convergen en una atmósfera de misterio, violencia y redención.

Una estructura fragmentada y ambiciosa

Como su título lo sugiere, La cábala coral se articula como una verdadera novela coral, donde múltiples voces se entrelazan para formar un espacio narrativo tan intrigante como inquietante. Cada capítulo lleva el nombre de un personaje, en una suerte de narrativa episódica que oscila entre el drama humano y el thriller político. Averanga construye una novela donde cada historia aporta una tonalidad única, desde Ignacio, un hombre atormentado por su pasado, hasta Elisa, cuya sed de venganza guía su violencia, y Lucio, un ambicioso nieto convertido en diplomático

Se divide en tres partes, con la primera y segunda construidas como acumulaciones de tensión, mientras que la tercera busca cohesionar los eventos. Sin embargo, la coralidad exige paciencia: al principio, las historias de los personajes parecen desconectadas, pero lentamente revelan una estructura narrativa cuidadosamente planificada.

Personajes como ecos de un país roto

El gran acierto de Averanga está en el desarrollo de sus personajes, que son tanto individuos como representaciones de una Bolivia compleja y polarizada. Ignacio y Carmen reflejan los conflictos íntimos de un matrimonio desgastado por secretos y pérdidas. Alicia, con su trabajo de “purgadora”, simboliza la lucha por limpiar las impurezas de un entorno corroído por la violencia. Lucio, el diplomático que navega entre el poder y la alienación, se alza como una figura emblemática de las ambiciones truncadas por la corrupción.

Cada personaje, además, está anclado en un trasfondo social específico: desde los privilegios de la zona sur de La Paz hasta la precariedad de los barrios marginales. En este sentido, La cábala coral no sólo narra historias individuales, sino que denuncia, sutilmente, las desigualdades estructurales de una sociedad dividida.

Narrativa y temas: entre el thriller y la crítica social

La narrativa de Averanga es tan enigmática como su título. La obra combina elementos del thriller, el drama social y el comentario político. Temas como la corrupción, la violencia de género, las jerarquías sociales y los límites del poder político se despliegan en capítulos cargados de tensión y simbolismo. La inserción de detalles como un club de lectura, un club de apuestas denominado el “Club del Monóculo” y personajes que bordean lo surrealista (como Greta y su katana), contribuyen a la atmósfera de intriga.

Descansa dijo Greta, y la visión de la katana que goteaba desapareció de su campo de visión (pág. 246).

El recurso del uso de fechas y referencias específicas, enmarcan los eventos en un contexto histórico reconocible, anclando el relato en una realidad que dialoga constantemente con la ficción. Sin embargo, esta ambición a veces sobrecarga la narrativa, dejando cabos sueltos que pueden frustrar a un lector menos paciente.

Un estilo literario lleno de ironías y detalles

Averanga demuestra un dominio notable del lenguaje, con un estilo que combina ironía, descripciones minuciosas y un ritmo que crece en intensidad. El uso de narradores omniscientes permite saltos fluidos entre las perspectivas de los personajes, aunque a veces la complejidad de las conexiones puede confundir. Destacan los guiños intertextuales, como la inclusión de bandas sonoras (como Ten Years After) y referencias culturales que enriquecen la experiencia del lector.

Digamos que la apuesta la ganó una de las familias de los Barones de la Plata, y de ahí, nueve familias se adhirieron para jugar cada cinco años sus apuestas pequeñas y cada veinte, sus hitos; en mil novecientos, se afiliaron Patiño y… (pág. 224).

Sin embargo, el texto no está exento de riesgos narrativos. La coralidad, aunque bien ejecutada en su mayor parte, puede generar la sensación de que algunos personajes tienen mayor peso que otros, rompiendo momentáneamente el equilibrio.

Conclusión: Un experimento literario que desafía y recompensa

La cábala coral es, en esencia, un desafío. Su estructura fragmentada, sus múltiples voces y su ambición temática la convierten en una obra que exige del lector no sólo atención, sino también una disposición a entrar en un juego literario lleno de enigmas. A pesar de ciertos excesos narrativos, Averanga logra captar la esencia de una novela coral: el encuentro entre lo individual y lo colectivo, entre lo íntimo y lo político.

Esta novela, más que un relato cerrado, es un espejo de la Bolivia contemporánea: compleja, fragmentada y llena de historias por contar. Con La cábala coral, Daniel Averanga Montiel demuestra que la novela coral tiene un lugar legítimo en la literatura latinoamericana, ofreciendo una propuesta que inquieta tanto como seduce.

Fuente: Ecdótica