Por Gabriela Canedo Vásquez
“La Revolución será feminista o no será”. Esta frase retomada en la obra De cuando en cuando Saturnina, de la antropóloga y escritora Alison Spedding, nos muestra la veta feminista que guarda la novela.
Hace algunos días se presentó en Cochabamba la tercera edición de la obra De cuando en cuando Saturnina, que forma parte de la trilogía novelesca: Manuel y Fortunato (1997), El viento de la cordillera (2000) y ahora De cuando en cuando Saturnina, que va en su tercera edición y se ha convertido en un best seller boliviano.
Esta amena obra es una historia oral de ciencia ficción sobre la Bolivia futurista y nos muestra la veta y la pluma literaria de Alison Spedding. Esta faceta, como literata, nos arroja parafraseando a Clifford Geertz, a la antropóloga como autora. Y es que en Alison la etnografía y la literatura se combinan de manera encomiable. En las primeras páginas Spedding emula a Cortázar pues al igual que Rayuela nos propone varias formas de leer y recorrer el libro. Asimismo, la novela tiene un apéndice en el que los hechos históricos tratados en ella son explicados de manera más amplia. Si bien la obra nos abre a un sinfín de abordajes y temáticas que Spedding trata, en estas líneas nos concentraremos en la vena feminista de la novela.
Estamos frente a una novela feminista, pues el personaje principal es Saturnina Mamani Guarache, conocida como la Satuka, mujer que pasa una serie de vicisitudes y periplos y son los que nos van llevando a través de las páginas. Satuka participa en la destrucción de la luna Fobos en 2079 y es la cabecilla del comando Flora Tristán. El hecho de que el comando que lidera Satuka se llame Flora Tristán no es casual, pues nos abre a la lectura de que es la mujer la que hará la revolución. Pues la obra nos trae de manera solapada a aquella filósofa y feminista del mismo nombre, quien fue una de las precursoras del movimiento feminista en Perú y Francia.
En la novela, un grupo de mujeres altamente capacitadas para explorar el espacio exterior intentará, bajo la guía de la Satuka, destruir la luna marciana de Fobos, arrasar el templo inca de la Coricancha en Perú y dejar un mensaje de liberación al resto del mundo. La novela enfatiza en que es un grupo de mujeres el portador del nuevo sujeto descolonizador.
La novela de Spedding va más allá y rompe con la idealización de la figura de la mujer en el sistema ayllu, pues cuestiona el chachawarmi, y al pie de la letra dice “Nos cagamos en esas babeadas de chachawarmi, qué hay de complementariedad si al fin los hombres siguen copando los puestos directivos”, asegura la Satuka, denunciando así la falsedad de un sistema que se pretende modélico, pero que no ha modificado las desigualdades de género aun siendo que las mujeres son quienes disponen del conocimiento y la tecnología para explorar el espacio exterior.
Especialmente en las conversaciones que se dan entre Fortunata y Satuka se perfila la figura feminista que representa la Satuka: “¿El enemigo son los hombres o el sistema?”, pregunta Fortunata, a lo que Satuka responde: “Ambos pues, el sistema se expresa a través de los hombres y también a través de muchas mujeres, incluyendo toda las que conviven con los hombres porque al final no terminas sino planchando sus camisas (…). También habría que apoderarse de la tecnología, campo tradicional de los varones”.
Satuka, el comando Flora Tristán y las misiones que las mujeres realizan quieren desequilibrar el poder patriarcal y occidental. Algunas mujeres del comando Flora Tristán “buscamos otro modelo decían. No el Nuevo Poder, sino el Contra-Poder”. Entre líneas, la autora apunta a que las mujeres serán el bastión para trastocar el sistema patriarcal y serán artífices de una verdadera descolonización y, ojo, apuesta no por la toma del poder sino por contrarrestar al poder establecido y por la importancia del constante cuestionamiento al mismo. Por tanto, es una novela antisistema: antisistema patriarcal, antisistema neoliberal y antisistema de dominación.
Podríamos leer que De cuando en Cuando Saturnina realiza una crítica a la conformación de un Estado aymara anticapitalisa y descolonizado y considera vital destruir concepciones coloniales que el Estado y todo su andamiaje institucional reproducen, y esta vez Spedding nos invita a pensar en estas temáticas desde la literatura y de forma entretenida y provocadora.
Desde la sonrisa irónica del humor de Spedding, entendemos al leer De cuando en cuando Saturnina que el mundo y la manera de mirarlo pueden ser distintos a la imagen preestablecida que teníamos de él. Y comulgamos con la irreverencia de Saturnina y su utopía de que las mujeres podemos hacer otro mundo posible.
Fuente: Los Tiempos