La escena metalera en Bolivia y el sentimiento subterráneo a través de la mirada de la obra de Fernando Fuertes
Por: Iván Gutiérrez
Fernando Fuertes escribe un libro que podría ser catalogado como un estudio académico frente a un fenómeno social y a la vez podría ser considerado como la fundamentación teórica de una pasión de vida. En el primero es Fuertes el escritor que está defendiendo una maestría, implicado en todo lo que amerita y exige ese ejercicio académico. En el segundo es Fuertes el humano totalmente atravesado por la pasión que implica sobrevivir al mundo comprendiendo desde una forma de ética específica: la vida.
El libro Espíritu Underground. La escena metalera en Bolivia y el sentimiento subterráneo es la obra en la que paralelamente nos permite entrever ambas dimensiones argumentándose de forma simultánea. El desarrollo de la investigación y del discurso en el texto, nos permiten tener una panorámica tanto de la escena nacional del metal; sujetos, prácticas, escenarios, territorios, representaciones, símbolos, etc. Como también nos es posible acercarnos a la fotografía del marco conceptual que organiza las estructuras colectivas e individuales de una identidad política que sobrevive entre la pluralidad de nuestros tejidos sociales.
La escritura es un poner en acción nuestro horizonte imaginado del mundo, en ese sentido es permitir el acceso del otro a mirar nuestra forma particular de representar la realidad. Por lo tanto, todo ejercicio de escritura y de lectura es una forma de confrontar o dialogar con nuestras pasiones que hacen de soporte nuestra permanencia en el tiempo. Este libro nos permite ver el panorama del tema desde diferentes capas. La de la justificación teórica, la de la ejemplificación de sucesos, la de la comprensión de un lenguaje privado, la de la asimilación de un código de valores y finalmente la de la recuperación del oído de la escucha por el testimonio.
Todo ese esfuerzo del autor por organizar una reflexión que genere el acceso a la interpretación del estar de un fenómeno social como es el metal y lo que implica en términos de vida ese concepto, no solo es un cumplimiento académico, sino que es una prueba a la entrega del enigma irresuelto que contiene toda pasión. El Espíritu Undergorund es un texto que además de permitirnos una experiencia conceptual frente al objeto de estudio, nos genera el acercamiento a los hilos de tensión que produce el drama de lo humano; es decir que mira frente al vacío que contiene la pregunta por el quién soy y por el cuáles son mis principios.
El espíritu del Underground, nos confronta directamente con la palabra limite; y desde la reflexión sobre los alcances de esta, construye su proceso de interpretación sobre el fenómeno. Es desde lo que está fuera de los límites del ordenamiento convencional donde se instaura un ethos específico que acuña el fundamento del “ser metalero”. Lo que ha pasado el límite, a la vez conforma una nueva forma de delimitación y en ese territorio que surge de la rebeldía; se diseñan los valores que se encargan en el diseño de la profundidad ideal del sujeto que se transforma y adquiere una dimensionalidad diferente a la del establecimiento de hombre convencional.
La palabra espíritu congrega la fuerza vital que moviliza a un ser en el mundo. Desde la etimología deriva del verbo soplar y respirar en latín. Es decir que involucra el ejercicio constante por mantener el pulso vital del cuerpo orgánico, existe una relación directa entre alma y respirar, a la vez que esto da un significante de fundamento al movimiento. Por lo tanto, cuando pensamos los límites del alma, a la vez problematizamos las formas de ser y estar en el mundo. Es decir, cuáles son los límites que trascendemos o por el contrario cuáles son los límites que nos detienen. Todo movimiento requiere de fuerzas, que permitan que este sea iniciado y que a la vez pueda mantenerse en un ciclo continuo de función, caso contrario pierde su estado y adquiere el reposo.
No es casual la elección del título del libro, porque en la primera palabra detona todo el impulso del pathos (emotividad) que conforma la fuerza de la creación metalera, lo que significa un estar en el mundo, desde una dimensionalidad que proyecta un modo de ser, previsto por la escritura del texto. Promoviendo que el quehacer de la lectura no solamente sea ilustrativo, sino que a la vez sea un encuentro con las voces de aquellos sujetos que conviven en ese mismo territorio, que se funda al margen de los limites convencionales, ocasionando la detonación de un movimiento.
Un modo de ser; es una forma de creación de una identidad, y como toda identidad está sujeta a las aprensiones que van diseñando la silueta de un tipo de orden frente a otro orden. En ese esfuerzo por hacer que sobreviva ese tipo de reordenamiento de condiciones más propias, se van creando mayores distancias con los encuadres del ordenamiento convencional u oficial. Y, a la vez, va surgiendo con más fuerza la necesidad y profundidad por establecer la ritualidad que permite legitimar la identidad en construcción. No basta con el bosquejo colectivo e individual de un modo de ser, se requiere que estos vayan interactuando desde lo que se va apropiando como el espacio de movimiento para la construcción de un escenario más idóneo en el que el espíritu de esa otra linealidad pueda permanecer y mantener su vitalidad.
La pregunta por el quién soy, se enriquece desde el apunte por el que no soy. Entonces, si la definición de lo undergorund, es en una generalidad, lo que está al margen de lo establecido, o de lo hegemónico. Todos aquellos que deciden fundarse en esa otra espacialidad marginal, se configuran en un código de la sobrevivencia latente. Es decir, que la urgencia por permanecer y mantenerse en una trinchera que tiene como horizonte algo muy visible, que se podría nombrar como lo que “no soy”, estará conjugando constantemente como un elemento esencial a ese modo de ser. La valentía por la elección de asumir esa forma de “paria consciente”, en el que la forma de apreciar la realidad, más que nunca requiere por hacer de lo estético un nido más amigable con esas identidades que terminan sin fuero, y que se les presenta como dimensión más potente para combatir la intransigencia de los estatutos de ordenamiento obligatorio que son reforzados desde las premisas morales, educacionales, económicas, políticas, etc.
El Espíritu Underground. La escena metalera en Bolivia y el sentimiento subterráneo nos lleva al centro de ese ethos marginal y de ese pathos por la sobrevivencia de una pasión. En el que la colectividad juega un rol central porque permite que la fuerza del movimiento se mantenga dinámico, incluso a pesar de las contrariedades internas, o de las influencias de la linealidad ajena a esta. El intento por autentificar una idealidad alcanzada y a la vez negar el acceso a ese modelo esperado en una comunidad social, son parte fundamentales para mantener el conflicto y desde la violencia de esta hacer de la intensidad de la vida, un acto más único; algo que recae en la segunda parte del título; el sentimiento subterráneo, cobra profundidad desde esa memoria que fundamenta la existencia de un movimiento, de un modo de ser frente al otro. En el que la memoria del tiempo, de aquellos días mejores, siempre estarán prolongando el conflicto de cimentar una identidad, y de mirar con expectativas los valores que el tiempo hace alejar. Pero el mayor poder de este espíritu, tiene como esencial algo que diluye el tiempo y que supera la materialidad. Me refiero a la música, el movimiento metalero, puede formarse en los esquemas estructurales de una identidad social. Pero lo que siempre es bueno recordar, es el ruido, la fuerza, la pasión por escuchar la música para respirar, para impulsar, habitar y por qué no también para revolucionar.
Fuente: Opinión