Más de 3.000 artículos forman parte del currículum literario de Claudio Ferrufino-Coqueugniot (Cochabamba, 1960). Desde política y cultura, a historia y actualidad, el escritor cochabambino encontró una forma de expresión a través de las letras y dejó por el camino un sinfín de opiniones que no dejaron de ser relevantes con el pasar de los años.
Como parte de la colección “Ferrufino-Coqueugniot Obra completa”, creada por la Editorial 3600, el premiado novelista presentó ayer el libro “Fever”. Una compilación de artículos, borradores, opiniones y cuentos, que retratan, principalmente, la cultura boliviana.
¿Cómo surgió la idea de hacer un compilado?
Durante 30-35 años he estado escribiendo columnas, pequeños ensayos, artículos y cuando Willy Camacho de Editorial 3600 viene con la idea de hacer una obra completa mía, estoy ante estos 3.000 o 4.000 textos dispersos en publicaciones muy diversas. Algunos inéditos, aunque la mayoría publicados.
“Fever” son notas, textos, borradores, opiniones entre el 2011 y el 2019. Va a estar yuxtapuesto con otras compilaciones de la misma época que estoy preparando. Tres o cuatro más al menos porque el volumen es muy grande.
Estaba en ese momento escuchando rhythm and blues, Ruth Brown y “Fever” es una canción emblemática de la música negra de los 50-60, que me gusta muchísimo. Los textos que estaba preparando, podemos decir que muchos de ellos son enfebrecidos y por eso viene “Fever”.
No he ingresado ningún texto de opinión política, la mayoría son simplemente digresiones o artículos sobre cultura, notas sobre historia, pero de momentos muy precisos, de mucho dolor, de mucha emoción. En ese sentido, fiebre.
¿Cómo fue la experiencia de volver a leer sus artículos?
Generalmente no leo nunca más lo que publico. En primer lugar, porque no tengo tiempo, así de simple. Pero es una tarea que hay que hacer. Por supuesto hay algunas correcciones que uno hace y felizmente hay siempre un editor que te hace notar algunas cosas que no son coherentes o algunos errores, algunas acentuaciones o puntuaciones.
Pero es siempre bueno leer qué pensabas 10 años atrás. Además me ayuda a pensar en la temática que voy a elegir para otras compilaciones, la cronología también, para no superponerlos. No quiero publicar el mismo texto en dos libros.
En este libro de “Fever” hay muchos textos que se refieren a personajes de la cultura boliviana. Músicos como Pablo Mendieta Paz y Marcos Tabera, escritores como Pablo Cingolani. Hay bastante de eso, que no había en mi obra anterior, “El oro de las estrellas extinguidas”, que era más digresiones y cosas culturales.
Yo no soy cuentista, pero incluyo cuatro cuentos que escribí, porque jamás voy a poder hacer un libro de cuentos, entonces los he puesto al final del libro como una adición.
‘Fever’ forma parte de una colección de su obra completa. ¿Cómo surgió dicho proyecto?
Es raro que a un autor vivo le publiquen su obra completa. O incompleta porque sigue produciendo, pero fue sobre todo idea de Willy Camacho y va avanzando. Me gustó mucho la idea, me alegró.
Ya llevamos seis volúmenes de una proyección de, hasta ahorita, 22 o 23 libros. Y lo que vendrá después. No sé si se verá todo eso publicado estando yo vivo o quizás después o nunca, pero ya vamos seis volúmenes, lo que es un logro maravilloso.
¿En qué otros proyectos está trabajando?
Estoy casi terminando uno que se llama “Geografía de mis pasos”, que es otra compilación más amplia. Hay textos desde 1985 hasta ahora. Va a ser un poco más voluminoso, son textos más eclécticos y de más variedad.
Y también trabajo en una novela que ya lleva dos años. Se está arrastrando un poco por falta de tiempo, en realidad. Es una novela sobre el narco en la frontera mexicana-norteamericana. Entre Tamaulipas y Texas. Pero no es que vaya a contar una historia de las muy manidas ya del narcotráfico, sino que es una aproximación a un personaje real a quien conozco, un amigo, y a través de sus vivencias personales voy retratando un universo que está inserto entre el México anterior y el México de los cárteles de ahora.
Es cuando todavía no había cárteles y el narcotráfico era más un asunto de menudeo. Además, en el aspecto lingüístico es una aproximación a la jerga de esta gente dedicada a este negocio. Me interesa mucho por las posibilidades que tiene el idioma, el español en nuestro caso, tan ricas para expresarse.
Entonces, más que una historia, es una experimentación lingüística y un libro de emociones.
¿Tiene previsto venir a Bolivia en un futuro próximo?
Yo pienso irme a vivir a Bolivia en un año, en un año y medio a más tardar. Ese va a ser mi centro. Ahí quiero estar y ahí quiero terminar, en Cochabamba.
Fuente: Página Siete