Por Liliana de la Quintana
César Herrera es un escritor galardonado tres veces por el Premio Nacional de Literatura Infantil, porque su obra trasciende en temas y personajes singulares.
“La cueva de los animales invisibles” es un cuento que relata la historia de una familia en el Chaco cruceño en tiempos de guerra. Manuel es dueño de un gran territorio en la provincia Cordillera que llega para defender su Hacienda, pues la situación que vive el país, la ha puesto en estado de vulnerabilidad. Su hijo Marcos y su esposa Isabel no están de acuerdo con la estadía, pero acontecimientos funestos y presencias extrañas logran que se queden.
Por una parte estará la Nana, sin nombre, sólo con la designación de su trabajo; Yaguati un niño indígena que ha perdido a su madre de extraña manera, y los peones jóvenes que han quedado en la hacienda. Por otra Manuel, Isabel y Marcos, propietarios de la Hacienda, pero sujetos a la autoridad vertical del padre.
Dos mundos se enfrentan, el indígena en calidad de servidumbre y situación de pobreza y el de la familia rica que actúa con distancia de las personas que les sirven y que consideran parte de su propiedad.
Un relato que va combinando el presente y el pasado a partir de la amistad entre Marco y Yaguati, que se hacen amigos a ocultas del padre, pues hay una extraña conducta de rechazo al niño indígena. Marco le confiesa que quisiera ser algún momento águila y Yaguati le confirma que será esa ave que ha elegido.
La presencia de un gato con ojos amarillos que está pendiente de Marcos cuando está enfermo, y que finalmente le guiara a la cueva de los animales invisibles para que se transforme en el águila que tanto había deseado. Y las lechuzas agresivas que pretenden entrar a su habitación, nos muestran ese mundo mágico, que también está enfrentado y que busca venganza, aunque no se explican las razones de este comportamiento.
La Guerra del Chaco ha sacrificado a los hombres mayores y ante la necesidad de reforzar el Ejército obligó a participar a los niños. Marcos y Yaguati son arrancados de la Hacienda, sin que el dueño logre salvar a su hijo. Así se actuó con la población rural obligándola a participar de una Guerra que no entendían.
Ya en el campo de batalla, ambos niños enfrentan las consecuencias del clima, la tragedia de los muertos y heridos. Y en la medida de sus posibilidades van cumpliendo el rol de ayudantes con los enfermos, proporcionándoles sobre todo agua. Marcos ha contraído paludismo y está muy enfermo. Juntos regresan a la Hacienda, y Manuel decide eliminar a Yaguati abandonándole en el Monte de las culebras, lugar donde también dejó a su madre, para que no interfieran en su vida. Yaguati era su hijo y Manuel no siente ningún remordimiento de eliminarlo.
Dos relatos, desde el gato que es la encarnación de Yaguati y otro relato en tercera persona, nos atrapan para entrar a esa cueva mágica donde la vida se transforma y toma nuevas identidades.
La ilustración de la tapa es bastante atractiva, pero la ilustración interior deja mucho que desear.
Una obra muy atractiva para los niños y niñas que una vez más ratifica como un importante escritor a César Herrera.
Fuente: Lecturas