40 años con David Mondacca
Por: Ramón Rocha Monroy
Ya es una costumbre nacional ver a David Mondacca en escena, y siempre es satisfactoria porque tiene la virtud de hacer sentir cómodo a su público para deslizar en sus oídos frases de Jaime Saenz, de Bertolt Brecht y de sí mismo, entre otros autores cuya obra realza cuando es dicha por él.
Hoy reapareció con “Ojos de Kurukuta”, la jurkuta o paloma criolla que conocemos en quechua, pero que quizá viene del aymara kuru (gusano) y quizá kuta (comer). Sepa!
Es un espectáculo conmovedor por la versatilidad de David, que recuerda diversos pasajes de su vida y obra, que ya se extiende por cuarenta años. En uno de los pasajes, recordó la primera vez que fue a tramitar su cédula de identidad en su condición de actor, pero esta profesión no existía y le pusieron “empleado”. En vano discutió, porque no trabajaba a sueldo para ningún patrón, porque le pusieron nomás el mote. Y así perduró durante décadas: “empleado”, hasta que se acostumbró. Momento en el cual la señorita de identificación lo reconoce, pero si es el actor David Mondacca, y cómo habrán cambiado los tiempos que en profesión quiere ponerle “actor”; pero David se resiste: durante tanto tiempo ha sido “empleado”, que no admite cambios. Ambos forcejean: actor, empleado, actor, empleado, hasta que queda como actor y de puro gusto nos muestra una tremenda ampliación de su cédula donde dice “Actor”.
Es difícil reseñar una obra tan ágil y compacta, con pasajes igualmente intensos, como los testimonios sobre la vida y milagros de Jaime Saenz; pero si algún episodio me arrancó lágrimas fue el del curso de “materialismo” dictado por un trabajador minero de COMIBOL a sus compañeros. Ellos no saben nada de nada, pero él trata de explicarles, y reprocha a uno de apellido Tintaya por haber llegado con copas. No le dará la palabra, por más que la pida con insistencia. El discurso del instructor es interrumpido por explosiones hasta que se oye una ráfaga de ametralladora. La respuesta la tiene Tintaya: es un golpe de Estado y los militares están ingresando al distrito minero. ¿Pero por qué no nos dijo antes, Tintaya? ¡Porque usted no me daba la palabra! El instructor y sus compañeros se van con cartuchos de dinamita en manos para defender la mina. Me conmovió porque es un mundo del pasado, con un discurso tan envejecido que hoy hasta parece cómico.
Alguna vez, Mondacca me premió poniendo en escena un cuento mío llamado “Aurora” y escrito como una triste elegía sobre el recuerdo de una cholita gallarda que servía en mi casa, dotada la cholita de tal gracia que amigos míos como Eduardo Mitre o el Soldado Terán se entraban directo a la cocina a saludarla. Pues bien, aquel cuento triste en la voz de David Mondacca se convirtió en un texto de una comicidad insospechada, es más, ratificada en el exterior, pues los desvelos y picardías del narrador por seducir a la muchacha son universales, y aunque sean hoy tristes, hasta parecen cómicas.
¿Por qué Ojos de Kurukuta? Porque en la escuela David los tenía irritados, y sus compañeritos, con la malicia y la crueldad propias de la escuela, le pusieron de inmediato ese apodo, que su santa madre intentó dulcificar agregando que tenía ojos grandes y hermosos y por eso estaban rojos.
David Mondacca es un gran actor que sabe recordar a los viejos actores del teatro popular boliviano, a los que sobrevivieron a la televisión, a la escasez de salas, al alquiler de ellas a iglesias cristianas. Hizo un recuento veloz de todos ellos, procurando no olvidar a ninguno, aunque alguien se desliza imperceptiblemente por la pendiente del olvido, como el gran Guido Calabi, que seguramente sonreía detrás de su enorme nariz allá en el cielo o donde disfrute de mejor vida.
El teatro es eso, el esfuerzo colectivo de muchos que no siempre aparecen, el musicalizador Yamil Zaiduni, el escenógrafo Ramiro Vargas, el fotógrafo Fernando Cuéllar, el diseñador gráfico Alejandro Cambero, el manipulador de objetos animados Miguel Ángel Mamani, los asistentes de producción: Jhazel y Camila Vargas, Alexia Luna, Luis Elías, Alejandro Moharec y Alejandro Cambero y, cómo no, la directora y responsable de puesta en escena Claudia Andrade.
Mondacca está en su mejor momento y anuncia la obra “Señor Jodorowsky” en www.mondaccateatro.com.
Fuente: Los Tiempos