38 apuntes acerca de la literatura policial
Por: Wilmer Urrelo Zárate
1. ¿Escribir policial está de moda?
2. Hace unos cuantas décadas atrás quienes se dedicaban a este género eran vistos por encima del hombro: no era literatura, era cualquier cosa menos literatura, decían.
3. Pero de un momento para el otro esos considerados cumbres de la literatura universal empezaron a tener ciertas inclinaciones raras. Y quizá dieron la luz verde. Y claro, ya no era la típica fórmula de ladrones y policías. Había algo más.
4. Y ese algo era lo que se reclama de forma estúpida a la literatura en general: que toque temas sociales.
5. ¿Cómo alguien interesado en la crisis económica de los años treinta de la década pasada puede dejar de lado, por ejemplo, la magnífica ¿Acaso no matan a los caballos? de Horace McCoy?
6. Entonces sostengo que, en cierta medida, esa es la marca de la mayoría de edad del género policial: cuando los «intelectuales» se percataron de que dentro de sus páginas había más que rateros y policías.
7. Y ahí comienza la Gran Carrera.
8. En Europa, en Estados Unidos y en América Latina.
9. Sobre todo en América Latina.
10. Tres novelas que me gusta mencionar al respecto son, precisamente, negadas por sus autores como policiales. Pero son.
11. Me refiero a Para esta noche de Onetti, Los albañiles de Vicente Leñero y Las muertas de Jorge Ibargüengoitia.
12. Todo el mundo habla de las dictaduras y un ejemplo de una buena literatura de esa época es el libro de Onetti. Y el mundo de los códigos secretos de la construcción en general está en Los albañiles. Y el feminicidio, tan visualizados por 2666 estaba ya hace años en La muertas.
13. Lo social está presente. Ahí está la gran distinción. Pero no sólo está por estar, sino que hay literatura ahí en medio.
14. Ese es el gran aporte. Por eso leemos con gran interés a Osvaldo Soriano o a Claudia Piñeiro, esta última magnífica autora de La viuda de los jueves, novela escalofriante acerca de la burguesía gaucha.
15. Y por eso apostamos por Élmer Mendoza y nos sobrecogemos con Rosario Tijeras, el personaje que le da el nombre a la novela del mismo nombre de Jorge Franco.
16. Y acá hago un paréntesis y lanzo una pregunta: ¿por qué buena parte de la literatura colombiana dio ese salto enorme hacia otras formas de expresión pero con el mismo fondo de siempre? ¿Es decir, la violencia?
17. Por eso seguimos leyendo a Chandler, a Hammett, al entrañable Ross Mcdonald.
18. Por eso también, aunque algo alejada del género, las novelas de Stieg Larsson venden tanto y nos mueven tanto: ¿podíamos imaginar que esas cosas horribles que nos cuenta pasaban en Suecia?, ¿país al que todo el mundo creía civilizado?
19. Por eso también queremos (y quiero) tanto al buen Antonio Dal Masetto y las novelas donde aparece Bosque, un pueblo infernal, donde toda la gente es mala y diabólica y latinoamericana.
20. ¿Y qué con la literatura boliviana?
21. Como todo país chiquito que cuando le conviene se mira el ombligo acá el género aún no dio el Gran Salto.
22. Hay, digamos, novelas fundacionales.
23. American visa es una de ellas. Si uno quiere saber cómo es una parte de la ciudad de La Paz ése es libro que está buscando.
24. De la película no hay mucho que decir, pues se nota a la legua que su director era más amante de los culebrones mexicanos que del buen cine negro o de las series televisivas policiales. Conclusión: nos quisieron dar gato por liebre.
25. Luego, me parece, vendrían las novelas de Bartolomé Leal… ya sé: es chileno, pero eso a mí no me importa, pues el policial no sabe de mares perdidos.
26. Y también, en cierta medida, está la novela de Adolfo Cárdenas.
27. Sé que hay algunas más, pero aún no hemos formado una generación.
28. Falta mucho para que acá demos el Gran Salto. Pero sin duda tenemos los ingredientes esenciales: pobreza, atraso, corrupción y violencia.
29. Mucha violencia.
30. Pero no es cuestión de «reflejar» eso. No es un vulgar espejo el que nos hace falta.
31. Nos hace falta literatura.
32. Y eso se construye con los años.
33. Y se construye por arriesgarse y agarrarle cariño al oficio. Al oficio de escribir.
34. En resumen: nos hace falta lo que la literatura boliviana en general carece.
35. ¿Está la literatura policial de moda?
36. De moda no. Sólo que ya cumplió hace tiempo su mayoría de edad y se fue de casa a hacer su vida. ¿La vida loca, como dirían los personajes de Rafael Ramírez Heredia?
37. La literatura policial es la vida loca.
38. En Bolivia todavía vivimos en casa de papá.
Fuente: Ecdótica