04/21/2008 por Marcelo Paz Soldan
2046

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2046: del doloroso arte de escribir
Por: Larissa Arancibia Betz (larissa_inc_87@hotmail.com)

-“¿Sabes qué hacían, en la antigüedad, las personas que tenían un secreto que no querían compartir? Hacían un agujero en un árbol, susurraban en el agujero su secreto y lo tapaban con barro. Dejaban su secreto ahí para que nunca nadie lo sepa”. Pero Chow Mo Wan (Tony Leung) ya se ha deshecho (o pretendió hacerlo) de su secreto al final del memorable film In the mood for love, del director Wong Kar-Wai. La literatura es entonces en 2046 una especie de agujero en un árbol. El señor Chow escribe una historia llamada “2046”, sobre un tren (con el mismo nombre), que se dirige a 2046, no importa si éste es un lugar en el tiempo o en el espacio. Chow pretende escribir un cuento futurista, pero en realidad no está haciendo otra cosa que escribir sobre su pasado. La intención no es clara, no sabemos (ni el mismo Chow lo sabe) si lo que quiere es aferrarse al pasado o deshacerse de él. Seguramente, las páginas en las que escribe son el árbol en el que vierte sus memorias, y también sus deseos. 2046 es la historia de un hombre que se inventa una historia ajena, alimentándola de sus propios recuerdos, transformados, reprimidos. A pesar de que usualmente se considere esta película como una segunda parte de In the mood for love (es del mismo director), es perfectamente independiente de ella. Los personajes son innegablemente parecidos, aunque sus rasgos sean contrarios. En 2046 se ve a Chow, protagonista de ambas películas, como un Don Juan despreocupado, envuelto en diferentes amoríos, y cuyas verdaderas intenciones no se manifiestan de manera explícita, sino en la historia que él mismo inventa. “Todo el que llega en el 2046 tiene la misma intención: recuperar recuerdos perdidos. Porque en el 2046 nunca cambia nada, pero nadie sabe si es cierto o no”.
En el fondo, es el amor el que revuelve la memoria, también la de Chow. El amor es cuestión de tiempo, del momento exacto y la persona precisa. Esta no es una de esas películas que cuentan historias tristes o felices de amores perfectos. Cuenta de la desolación de aquellos que no se encontraron, que añoran lo que ya pasó, como expresa la triste interrogante de la hermosa Bai Ling (Zhang Ziyi): “¿Por qué no puede ser como era?”. En 2046 hay de todo un poco, amor, pasión, nostalgia, soledad y un soundtrack que no es para nada chino, pero sí hermoso y conmovedor, como lo son también las imágenes, sean futuristas, se enfoquen en la belleza o en la pura y oscura soledad.
Creo que la historia de fondo, si es que existe, está compuesta de los recuerdos de Chow; parece que es uno más entre quienes nos resignamos al hecho de que no somos más que nuestra memoria, y que la imagen que vemos en nuestro espejo actual, no puede deshacerse de las manchas que existen dentro del mismo espejo.
Chow trabaja escribiendo en un periódico y, en vista de que en realidad no posee más que el don de escribir, vive en gran parte dentro de su historia 2046. El escritor por lo menos tiene el control sobre lo que escribe, es un creador desolado, que comparte con su creación, el dolor de situaciones que en su (otra) vida no pudo controlar.
2046 se proyectará el miércoles 23 de abril, a las 19:00 horas, en el Instituto Superior de Filosofía y Humanidades “Luís Espinal” (calle Oruro # 426, casi Ramón Rivero). La entrada tiene un costo de 3 bolivianos.
Fuente: www.opinion.com