05/14/2008 por Marcelo Paz Soldan
Sobre el Señor de Eldorado de Alcides Parejas

Sobre el Señor de Eldorado de Alcides Parejas

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La “osadía” de Alcides Parejas Moreno
Por: Miguel E. Gómez Balboa

Extremadura, España… Un mito, un soñador, una aventura… El Nuevo Mundo… Cartagena de Indias, Libertad… Lima, Cusco… Santa Cruz de la Sierra… Eldorado… El mito vuelve a la palestra literaria de la tinta del renombrado historiador cruceño Alcides Parejas Moreno en su primera novela, El Señor de Eldorado. Una travesía que permite al lector emprender un periplo imaginario por la España y el suelo altoperuano del siglo XVI, y conocer algunos personajes que marcaron la historia de la conquista española en el Nuevo Mundo y la fundación de Santa Cruz de la Sierra. Parejas habla en esta entrevista de su incursión en el género de la novela, a lo que califica como una “osadía”.
—¿La publicación de esta novela era algo que tenía pendiente, una deuda consigo mismo?
—Yo creo que sí. Siempre he tenido una especial atracción por la literatura, por la novela y el cuento: desde muy chico mi padre me introdujo en el cuento, primero, y en la novela, después. Siempre he estado detrás de eso. Y he tenido la suerte de leer en la universidad a los que considero maestros de la lengua española, especialmente a Sorín, el hombre de las frases cortas y redondas. Entonces, era una deuda conmigo mismo, y a mis 63 años me lancé a escribir una novela.
Además que era algo que tenía muy dentro: mostrar dos cosas. Primero, que uno de los móviles de la conquista española fueron los mitos, aquellos clásicos que manejaba el hombre de principios del siglo XVI, que venían de esa extraña mezcla de hombre del medioevo y hombre del renacimiento, de esos hombres que entraron en la Edad Media con ideas y soluciones modernas a problemas que se les plantearon; y uno de los que me atrajeron más fue el mito de Eldorado, en todas sus versiones, un mito enormemente bello en sí mismo y, por otro lado, es tal vez el único que está presente en toda América, un mito que salta y que termina curiosamente en el oriente boliviano.
Y segundo, el hecho del descubrimiento y la conquista igual me pareció una epopeya interesante y fascinante. Mezclé esos dos elementos y me atreví a incursionar en la novela.
—Juan de la Rosa y Cuevas, ¿cuánto de ficción y realidad hay en este personaje?
—Con base en unos hechos históricos sobre la conquista y el descubrimiento de América, creo en realidad dos personajes ficticios: uno del siglo XVI y el descendiente de éste en el siglo XX. Este último busca al otro personaje, trata de sacarlo del olvido y se mueve a través de esa búsqueda. Juan de la Rosa y Cuevas es un extremeño, nacido en Almendro, un pueblo que existe. La historia cuenta todo el proceso de este hombre que desde muy pequeño es inducido por el párroco en la idea de América y renuncia a la cruzada europea por la cruzada indiana. Entonces, yo le hago saltar a Sevilla, a América, y de un lado a otro hasta encontrarse con personajes importantes que son los que le van a redondear la existencia y le van a resolver su búsqueda de Eldorado.
—¿Cuánto tiempo le llevó hilvanar la trama y los personajes?
—El proceso ha sido de entre 10 y 12 meses, y fue muy divertido porque ha sido casi un asunto familiar. Tengo dos hijos y una mujer historiadores, y cuando mi hijo Felipe, el número cinco de mis hijos, me desafió a que escribiera una novela, desde el primer momento don Juan de la Rosa y Cuevas se convirtió en un miembro más de la familia. En todas las reuniones familiares lo conversábamos. Este personaje se convirtió en parte de la cotidianidad familiar; les iba contando a mi esposa e hijos lo que mi personaje iba haciendo, a veces a pesar mío, y ellos me ayudaron a construirlo. Entonces, ésa fue una de las partes más bonitas de este proceso.
—O sea, es propiedad de la familia Parejas…
—(Risas) casi, casi…
—¿El hecho de ser historiador le facilitó la labor a la hora de hilvanar esta novela?
—No es tan fácil. La investigación histórica te ciñe a unos documentos, o sea, hay que cuestionar al documento; aunque no puedes forzar a éste, no puedes crear ni inventar una realidad. El historiador no es un creador, sino un científico que trabaja con documentos. En cambio, el novelista es un hombre que es capaz de crear, y ésa es la maravilla y ahora la sentí. El hecho de la creación realmente es algo que te mueve, algo que te hace decir: ¡Qué maravilla es el ser humano y qué maravilla es el lenguaje!, y la lengua española, sin lugar a dudas, es una maravilla. Entonces, no es fácil pero es enormemente gratificante.
Aparte, son pocos los historiadores que han incursionado en la novela. Aquí hubo dos casos: el de Enrique Finot, que escribe sus Tierra adentro y Cholo por tarde; la primera, en el fondo, es un retrato de sí mismo, del hombre que vuelve al oriente y es devorado por éste. Y el otro caso es el de Hernando Saravia Fernández y, por lo menos que ahora recuerde, no hay otro que hubiera osado como he osado yo.
—Seguramente que le gustaría repetir esta osadía…
—Me gustaría escribir otras cosas (de ficción) sin lugar a dudas, pero por ahora no hay nada. Tendrá que venir de pronto el tema, y confieso que hay un par que ya me ronda, pero veremos qué pasa. Primero espero que esta novela sea leída, quiero saber qué reacción tiene la gente: si es una novela creíble, que vale la pena, y si vale la pena vendrán las otras cosas.
Vida y obra
Alcides Parejas Moreno nació en Portachuelo, Santa Cruz, en 1944. Doctor en Historia de la Universidad de Sevilla, ha publicado una veintena de libros de investigación histórica y numerosos artículos en revistas nacionales y extranjeras.
Es miembro de Número de la Academia Boliviana de Historia, de la Academia Nacional de Ciencias y de la Academia de Historia Eclesiástica. Miembro de la Sociedad de Estudios Geográficos e Históricos de Santa Cruz y de la Sociedad Boliviana de Historia. Doctor Honoris Causa de la UPSA. Premio Anual de la Cultura de la Fundación Manuel Vicente Ballivián. Premio Gunnar Mendoza de Gestión Cultural.
Fuente: www.laprensa.com.bo