09/18/2013 por Marcelo Paz Soldan
Otras voces. Los caminos de la literatura boliviana en el siglo XXI

Otras voces. Los caminos de la literatura boliviana en el siglo XXI

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Otras voces. Los caminos de la literatura boliviana en el siglo XXI
Por: Adhemar Manjón

A partir de la segunda mitad de la anterior década apareció una nueva camada de escritores en Bolivia. Jóvenes que marcaron un nuevo territorio en la literatura nacional y cuyas obras ahora son referenciales para una nueva generación de autores que se preparan también para dar el zarpazo.
Wilmer Urrelo, Sebastián Antezana, Maximiliano Barrientos, Liliana Colanzi, Darwin Pinto, Juan Pablo Piñeiro y Rodrigo Hasbún se pueden mencionar en la lista de “nuevos valores” ya consolidados.
Algunos participantes del VI Foro de Escritores Bolivianos, celebrado en Cochabamba, detallan cómo ven el nuevo siglo en cuanto a línea literaria, cuál es la búsqueda que hacen los autores y sus influencias.
La diversidad
Leonardo García Pabón, académico que da clases de literatura en Estados Unidos, ve variedad en la última década de la literatura boliviana y destaca: “Hay novela urbana, novela de mujer, novela erótica, novela policial. Hay distintos estilos, distintas regiones, incluso hay ciencia ficción, hay un nuevo indigenismo con la obra de Alisson Spedding”, dijo García.
García comentó que actualmente existe una explosión de estilos y temas, y una aparición de nuevos escritores que están liberados de los temas del siglo XX. “No todos, por supuesto, pero están liberados de esta necesidad de realismo y de trabajo con la realidad social y la política boliviana”. A raíz de esto, agregó García, ya se puede hablar de lo que sea, hasta de ciencia ficción.
Dos autores siguen marcando las nuevas letras bolivianas: el colombiano Gabriel García Márquez y el chileno Roberto Bolaño: María del Rosario Barahona, última ganadora del Premio Nacional de Novela con Y en el fondo tu ausencia, se declaró ‘hija del realismo mágico’ y mencionó a García Márquez como un escritor indispensable en su carrera.
En tanto que dos noveles escritores como Fabiola Morales y Cristina Zabalaga tienen en Bolaño a un escritor que ayudó mucho en sus obras.
Morales, en su primer libro de cuentos La región prohibida (Nuevo Milenio), publicado en 2012, hace varios guiños a Los detectives salvajes.
En tanto que Zabalaga, en su ópera prima Pronuncio un nombre hueco (Gente Común), editada este 2013, se anima con una obra ficcional en la que investiga los lugares donde habitó el autor de 2666.
Nuevas actitudes
Carlos D. Mesa comentó que un aspecto interesante en los nuevos narradores es que no ha habido una intención de parricidio, la intención de destruir o negar el pasado, de cuestionar un estilo o cuestionar a las grandes figuras de la literatura boliviana.
Mesa menciona dos nombres importantes en estos tiempos: Wilmer Urrelo y Darwin Pinto. “Me parece notable cómo Pinto construye mundos entre surrealistas y de realismo mágico. Un mundo donde uno puede adivinar lo cruceño, por decir algo, pero que tiene una riqueza y una construcción barroca sorprendente”.
Ana Rebeca Prada explicó que al igual que la segunda mitad del siglo XX, este nuevo siglo tiene muchas vertientes y los escritores más jóvenes también recogen eso con una nueva actitud, la actitud de: “Yo hago lo que me da la gana”, y en ese hacer lo que les da la gana han hecho exploraciones que en gran medida ponen en cuestión el gran paradigma del realismo.
¿Cuáles son las influencias?
Dentro de este tema, María del Rosario Barahona ve que la nueva literatura boliviana, de finales de los 90 y comienzos del siglo XXI, ha sido influenciada, en un inicio, por figuras como el mítico Jaime Sáenz y, más tarde, por el interesante proceso de la “cotidionización” de la literatura, como lo dijo de manera inteligente el escritor Adolfo Cárdenas, indica Barahona. La autora e historiadora chuquisaqueña añade a Edmundo Paz Soldán en esta lista.
Tampoco hay que dejar de lado, continúa Barahona, a nombres como Manfredo Kempff, Ramón Rocha Monroy y Jesús Urzagasti.
Finalmente, Barahona mencionó a dos escritoras que “ya son influyentes en la narrativa nacional y lo serán más en el futuro: Luisa Fernanda Siles y Claudia Peña.
Rodrigo Urquiola, autor de la novela Lluvia de piedras, dijo que el término influencia es difícil de aplicar a los autores nacionales contemporáneos, y si es que la hay, se notará recién de aquí a varios años. Agregó que en estos tiempos hay trabajos destacables como Hablar con los perros, de Urrelo; El amor según, de Sebastián Antezana, y La caja mecánica, de Miguel Gálvez.
Fuente: Brújula