03/29/2012 por Marcelo Paz Soldan
Más sobre la autoría de las memorias de Juan de la Rosa

Más sobre la autoría de las memorias de Juan de la Rosa


Más sobre la autoría de las memorias de Juan de la Rosa
Por: Agencias. Luis Antezana E.y Alejandro Antezana S. Periodista Invitado

El siguiente artículo forma parte del seguimiento que Ecdótica ha estado realizando en torno a la atribución de la autoría de Juan de la Rosa: Memorias del último soldado de la Indepencia. Este año, con la celebración del Bicentenario de las Heroínas de la Coronilla, el tema ha retornado a la mesa de discusión de literatos. Si aún no has leído la obra, puedes decargarla aquí, como parte de los servicios de nuestra biblioteca gratuita.
Como se recordará, en el artículo titulado Nataniel Aguirre no es el autor de Juan de la Rosa, el escritor Gustavo García negó que Nataniel Aguirre fuera el autor de Juan de la Rosa y expresó que dichas Memorias “…hay que aclararlo bien, son un texto histórico y no una novela” (La Razón, 19/09/10).
Esa aseveración fue refutada por Jaime de la Fuente Patiño en dos artículos publicados en Los Tiempos (30/10/10 y 2/01/11), en otro artículo de Adolfo Cáceres Romero (Los Tiempos 16/01/11), una tercera nota periodística de de la Fuente (Los Tiempos 20/02/ 11), a lo que se suma un artículo de Alba Paz Soldán (“Nueva Crónica” N° 73 de noviembre de 2011) quien, aunque no duda que Nataniel Aguirre sea autor de esas Memorias, valora que se abra el interrogante sobre la autoría de la obra en cuestión. Finalmente, el primer día de enero de 2012 apareció en Los Tiempos una última nota de de la Fuente titulada “Insólito: Se vuelve a negar la autoría de Nataniel Aguirre”, en la que hace una alusión directa a los suscritos y que es preciso replicar objetivamente.
En ese artículo de la Fuente sostiene que en el libro La segunda revolución de Cochabamba (que publicamos para conmemorar el bicentenario de este trascendental evento) “…lamentablemente se presenta la famosa novela de Nataniel Aguirre: “Juan de la Rosa. Memorias del último soldado de la Independencia”, como si no hubiese sido escrita por él, sino por el militar retirado Juan de la Rosa (Juan Altamira Calatayud) y de esta manera, se vuelve a negar la autoría de Aguirre sobre su más importante obra, corroborando indirectamente la teoría del literato Gustavo V. García publicada en La Razón el 19 de septiembre del año pasado; teoría que es equivocada y que fue refutada por el profesor e investigador literario Adolfo Cáceres Romero en este periódico (16/01/2011) y en tres artículos que publiqué en este matutino”, para luego agregar que “…los Antezana no parecen haber leído estas publicaciones, ni presentan pruebas documentales de la existencia del militar retirado”.
Corresponde aclarar que nuestro libro sobre la revolución del 29 de octubre de 1811 es una compilación de documentos históricos emitidos hace 200 años atrás, a la que incluimos cinco importantes testimonios documentales, entre ellos un capítulo del libro titulado “Memorias del último soldado de la Independencia. Cochabamba” impreso en 1885 por la Imprenta de El Heraldo, libro en el que, en letras grandes, aparece como único autor el señor Juan de la Rosa.
ANTEZANA EN LA CORONILLA
Al terminar su artículo, de la Fuente afirma que esencial y notoriamente la novela escrita por Nataniel Aguirre estaría basada en los Apuntes para la Historia de Cochabamba de Eufronio Viscarra (1882) y que Aguirre “repitió notorios errores históricos de obras anteriores que después serían rectificados, como, por ejemplo … indicar que el Prefecto patriota Mariano Antezana estuvo presente en el combate de la Coronilla, cuando estuvo refugiado en un convento (Viscarra: Biografía de Esteban Arze)”.
En esas sus dos obras E. Viscarra omite señalar que Mariano Antezana haya participado en el combate de la Coronilla del 27 de mayo de 1812 y expresa que ese día “…perseguido por las turbas se evadió hasta ocultarse en el templo de La Merced, para trasladarse al día siguiente al convento de la Recoleta, donde fue aprehendido por los sayones de Goyeneche”; versión diametralmente opuesta a la de Juan de la Rosa quien afirma que aquella fecha, siendo “…imposible ordenar de algún modo esa confusa y bullente masa popular, que sólo ansiaba salir al encuentro del ejército de Goyeneche, el buen prefecto tomó sencillamente la delantera, siguiéndole algunos caballeros, iban después los milicianos, escasos soldados y las mujeres arrastrando los cañones”, hacia la colina de San Sebastián donde se produjo el combate.
El testimonio sobre ese suceso histórico descrito con muchos más detalles por Juan de la Rosa, es sólo un ejemplo de que sus Memorias no se basaron “esencial y notoriamente” en el texto de Viscarra puesto que, de haber sido así, ambas versiones no serían tan contrapuestas.
En cualquier caso, si es tan grande el interés por negar que Antezana participó en la batalla, los interesados deberían pedir al municipio de Cochabamba que retire la placa instalada en la parte sur de la Plaza de Armas, en la que se expresa “Aquí fue fusilado y decapitado el patriota don Mariano Antezana por orden de Goyeneche, el 28 de mayo de 1812, después de haber combatido en la Coronilla en defensa de la libertad patria”. Pero, inclusive negando el testimonio de Juan de la Rosa, retirando la palabra oficial sentada en dicha placa y mostrándose documentalmente que Mariano Antezana no participó en dicho combate, eso no haría ninguna mella en su imagen de ínclito protomártir cochabambino toda vez que en los documentos suscritos con su firma, en los hechos de armas y en la administración pública, es palpable su frontal oposición al colonialismo europeo y la contribución a la causa de la independencia con sus servicios, su fortuna y su propia vida.

DE LA EDITIO PRINCEPS

Si el investigador de la Fuente deseaba expresar su malestar porque de nuestra parte “insólitamente” presentásemos “la famosa novela de Nataniel Aguirre como si no hubiese sido escrita por él”, no debía referirse sólo a nuestro libro sobre la Segunda Revolución de Cochabamba, sino que debía remitirse al artículo titulado “El coronel Juan Altamira Calatayud es el creador de Juan de la Rosa” que publicamos en La Razón del 26 de septiembre de 2010.
En esa nota detallamos la historia tanto de la primera publicación de las Memorias del último soldado de la Independencia en el periódico El Heraldo (impresas en 84 números seguidos, ediciones Nº 867 a la Nº 951, entre enero y agosto de 1885) como de la editio princeps, primera edición, de esta obra en formato de libro; en ambos casos suscrito por Juan de la Rosa.
Asimismo, comentamos las características de la segunda edición publicada en 1909, por una empresa editorial de París, con prólogo de Eufronio Viscarra en el que, por primera vez, se le atribuye a Nataniel Aguirre la autoría de esta obra.
ES INCORRECTO ACUSAR DE PLAGIO A NATANIEL AGUIRRE
Si bien coincidimos en algunos puntos con el referido artículo de Gustavo García, cabe aclarar que no nos suscribimos en ninguna teoría en contra de Nataniel Aguirre que tuviera por objetivo poner en duda su integridad moral. Todo lo contrario, sería totalmente incorrecto acusar a Nataniel Aguirre de haberse apropiado de dicha obra y que es fundamental considerar los antecedentes sobre el origen y vicisitudes que tuvo ese libro “…por la necesidad de reivindicar al patriota Juan de la Rosa como único autor de sus propias memorias y, asimismo para reivindicar la ilustre memoria de Nataniel Aguirre que nunca fue plagiador y que, antes de reconocer paternidad alguna sobre la creación de esta obra, había fallecido en 1888, es decir 21 años antes que terceras personas arbitrariamente le atribuyeran la autoría de la misma”, como expresamos en nuestra nota.
POR QUÉ N. AGUIRRE HABRÍA OCULTADO SU IDENTIDAD
Jaime de la Fuente dice que Nataniel Aguirre usó un pseudónimo para escribir las Memorias y ocultó su identidad “porque hubiese sido criticado por escribir novelas, en vez de proseguir con su obra histórica sobre dicha conflagración (guerra del Pacífico) que publicó en 1882-1883”; argumento completamente especulativo, toda vez que en la misma edición de El Heraldo Nº 952, aquél publicó su ultra romántica novela titulada “La bellísima Floriana”, sin ningún temor a la supuesta crítica política de la época.
Es más, de la Fuente indica –con otro argumento subjetivo y carente de valor real– que Nataniel Aguirre no quiso “revelar su propia identidad bajo dicho seudónimo pues tenía motivos para hacerlo”, ya que “…Aguirre era descendiente de funcionarios realistas relacionados con su novela y el escribirla con su nombre, pero haciéndose pasar por un coronel patriota, se habría visto como algo incongruente y le hubiera restado credibilidad” a lo que añade que el abuelo materno de Aguirre fue José Gonzáles de Prada, el Gobernador realista de Cochabamba, que su bisabuelo fue el Comandante Gerónimo de Lombera, que su abuelo paterno fue Tomás de Aguirre, realista, Contador de las Cajas Reales de Cochabamba y que su padre, Miguel María de Aguirre, también fue funcionario realista; para concluir reafirmando que “salta a la vista que Aguirre, para dar mayor credibilidad a su novela, se presentó a sí mismo como el coronel Juan de la Rosa que narra sus memorias”.
Tan notables antecedentes de una ascendencia realista y el hecho de que esa obra de principio a fin sea completamente antirealista, nos obliga a preguntarnos ¿Es verosímil que Nataniel Aguirre se haya hecho pasar por un coronel patriota sólo para no ser “incongruente” con sus parientes antipatriotas? ¿Es posible creer que la integridad de Nataniel Aguirre le hubiese permitido llegar al extremo de ocultar su verdadera identidad y presentar una novela imaginaria, mezcla de ficción y realidad, sólo para que su obra no carezca de “credibilidad”?
Creemos que no y pensamos que ese tipo de especulaciones lo máximo que consiguen es hacer un flaco favor al personaje que pretenden defender. No es admisible que N. Aguirre haya sido un impostor que recurrió a un nombre falso para escribir en contra de los realistas y especialmente contra su bisabuelo Gerónimo de Marrón y Lombera quien, no se debe olvidar, ordenó a sus tropas cometer crímenes inauditos contra los patriotas que se le enfrentaron en la batalla de Amiraya de 13 de agosto de 1811 y en el combate de la Coronilla de 27 de mayo de 1812.
EXISTENCIA REAL DE JUAN DE LA ROSA
No creemos que exista “una desafortunada teoría en contra de Nataniel Aguirre”, puesto que sería reducir a un inexistente malintencionado agravio personal, lo que es una investigación científica que está en evolución. Es muy probable que Juan de la Rosa haya existido realmente, como lo demuestran no sólo sus propias memorias, sino nuevos datos emergentes de la indagación histórica. Así, por ejemplo, en la edición Nº 952 del 3 de septiembre de 1885, el periódico El Heraldo de Cochabamba expresa textualmente: “El benemérito coronel Juan de la Rosa nos ha ofrecido enviar muy pronto la segunda parte de “las memorias del último soldado de la Independencia”. Quiere, nos dice, corregirla cuidadosamente y conocer si su obra merece o no la aceptación del público”.
Inequívocamente el texto periodístico de El Heraldo, que se publicó 24 años antes de la segunda edición de la obra, identifica al coronel Juan de la Rosa como el único autor de las Memorias del último soldado de la Independencia, a tiempo de informar que éste había ofrecido enviar una segunda parte a los redactores de ese periódico (por entonces Avelino Aguirre y Telésforo Aguirre). Mayor diafanidad, imposible.
En conclusión, las Memorias del último soldado de la Independencia no se pueden interpretar únicamente como una novela melodramática, producto de una febril imaginación; sino que su propio contenido, confrontado con develadores documentos descubiertos últimamente, permite que se las consideren como un narración histórica testimonial, escrita a lo largo de muchos años por un protagonista y testigo presencial de los hechos; por lo que es totalmente lícito opinar que Juan de la Rosa no sólo existió realmente, sino que escribió y publicó en vida su propia experiencia sobre los sucesos que vivió Cochabamba entre los años 1810 y 1812.
Fuente: Revista OH!