10/20/2015 por Marcelo Paz Soldan
La educación como punta de lanza

La educación como punta de lanza

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La educación como punta de lanza
Por: Daniel Averanga Montiel

Un país que avanza por muy buen camino tiene a la educación como prioridad. Estar consciente de los problemas educativos de nuestros niños y adolescentes, es tomarle el pulso al futuro de nuestro país.
Dentro de las actividades estudiantiles de la vigésima Feria Internacional del Libro de La Paz de esta gestión, se hizo un giro bastante constructivo en la funcionalidad de la FIL, el cual, espero, pueda replicarse en las futuras Ferias del Libro de nuestro país y sirva como base para nuevas iniciativas que tengan como finalidad el mejoramiento de la realidad.
Sé muy bien que hablo desde la faceta de actor (porque fui parte de la organización); pero no puedo dejar de lado los resultados del equipo con el que trabajé en la Cámara del Libro de La Paz, y de los docentes de las diversas unidades educativas interesadas.
Se trabajó mediante invitaciones desde junio de la presente gestión, dirigidas tanto a escuelas, colegios y centros de educación varios (la FIL recibió a un 15{1daedd86537fb5bc01a5fe884271206752b0e0bdf171817e8dc59a40b1d3ea59} de instituciones de educación alternativa, popular y especial del 100{1daedd86537fb5bc01a5fe884271206752b0e0bdf171817e8dc59a40b1d3ea59} de instituciones asistentes), como también a veintiún autores independientes, los cuales se presentaron por vez primera a los estudiantes en una serie de charlas que abarcaron seis de los diez días que duró la FIL.
En cuanto a resultados, 180 instituciones educativas (el promedio de estudiantes por día fue de 3000) asistieron a la FIL, arrojando un número total de 17757 participantes.
Dentro de los encuentros que hubo entre los autores invitados y las instituciones educativas, se regalaron a los estudiantes y al público en general (gracias al gran auspicio de Pedro Camacho, responsable de la editorial Kipus) 1874 ejemplares (estudiantes) y 300 ejemplares (público en general) de un libro-folleto que compila los trabajos de Claudio Ferrufino, Cecilia de Marchi, Vanessa Giacoman, Edgar Quispe, Jaime Nisttahuz, Wilmer Urrelo, Yerko Escobar, Rodrigo Urquiola, Ernesto Calizaya, Manuel Vargas, Erick Ortega, Victor Hugo Romero, Lourdes Reynaga, Ana Rosa López, Álvaro Vásquez, David Vildoso, Alexis Argüello, Gabriel Michel, Geraldine O´Brien, Joaquín Cuevas y Gilber Sanabria; hoy en día, y lo he visto personalmente, varios colegios incluidos en esta iniciativa siguen trabajando con este libro-folleto, titulado (gracias a la idea del poeta Mauro Alwa): “Esto No es Chairo” (la expresión se refiere a que el oficio de la escritura es “también algo serio”).
Hablaba de que la FIL, este año, dio un giro en cuanto a su naturaleza de funcionalidad. Permítanme aclarar eso. El objetivo en este ámbito fue el siguiente: Difundir la importancia de la asistencia de las instituciones educativas a la FIL para consolidar la importancia cultural del consumo del libro como un elemento de difusión cultural; pero en cierta medida la difusión del libro implicó también la inclusión del creador del libro en la ecuación: el escritor.
Esto es notorio en la medida de que recibimos a estudiantes a la FIL este año, para mostrarles no solamente al libro como un producto cultural, sino como el resultado del trabajo de un autor, sea narrador, poeta, ilustrador, traductor o crítico, que se ha esforzado para socializar su oficio. Y si hablaba al principio de la importancia de la educación para que un país avance, esto se suma a la inclusión de las nuevas generaciones (estudiantes) para que puedan convertirse, mediante la lectura, en difusores de la cultura.
Muchos minimizan a la lectura como un pasatiempo; pero desde estudios de las gestiones 2013 – 2014 sobre el Test PISA en Bolivia (que permite develar la situación real de nuestros estudiantes de bachillerato), Rolando Barral ha esbozado un diagnóstico preocupante: “Los bachilleres bolivianos de las gestiones 2013 y 2014 no están preparados para estudiar en educación superior, porque (…) no tienen el hábito de la lectura” (Barral: 2014).
Esta problemática tan concreta fue tomada como base para las actividades estudiantiles de la FIL de La Paz (considerando también a las diversas actividades de los stands): que los autores no solamente tuvieran que “lucirse” en los encuentros, sino que ellos mismos pudieran “concienciar a los estudiantes sobre la necesidad de mejorar como ciudadanos, a partir del hábito de la lectura”.
El problema de la educación en Bolivia tiene muchas alternativas de solución, pero el que un país comience a avanzar se lo debe más al ámbito educativo, desarrollado no únicamente desde la escuela o el colegio (o los docentes), sino desde todos los ámbitos en los cuales la niñez y adolescencia interactúen.
Así, la experiencia pedagógica de la FIL en La Paz esboza una perspectiva entusiasta: se ha incluido a los estudiantes en la fórmula, y esto sigue repercutiendo en su cotidianidad pedagógica, hoy.
Es interesante comprender que la experiencia de la FIL aunó esfuerzos de diversas fuentes: desde el equipo multidisciplinario de la misma Cámara Departamental del Libro de La Paz, con Patricia Navarro a la cabeza, pasando por la coordinación cultural de Wara Godoy y la del equipo mismo, hasta la apertura de trabajo de los docentes de los colegios asistentes; y todo para consolidar lo siguiente: provocar, en las nuevas generaciones, el valor de la lectura como una forma de revolución, de liberación y de progreso.
En mi faceta de pedagogo, puedo decir que si la Feria del Libro de La Paz mejoró en el ámbito pedagógico este año, no fue por “intervención personal”, sino por voluntad de trabajo en equipo, y esta verdad estratégica obligaría a redirigir, en las instituciones (en ciertos casos: centros culturales, gobierno estatal y gobiernos municipales, y en casos específicos y urgentes: Ferias del Libro de otros departamentos) que se relacionan con niños y adolescentes, a ampliar su horizonte pedagógico para que puedan cambiar e invertir sus esfuerzos en la realidad de sus beneficiarios; como dije ya líneas arribas y ahora repito: sólo se necesita de voluntad, planificación y paciencia.

Fuente: Ecdótica