10/03/2012 por Marcelo Paz Soldan
Jugarse el cuerpo, la obra de Wilmer Urrelo

Jugarse el cuerpo, la obra de Wilmer Urrelo


Jugarse el cuerpo, la obra de Wilmer Urrelo
Por: Mauricio Murillo

El escritor paceño, autor de novelas y cuentos, ganó hace pocos días un premio internacional muy importante, reconociéndose así la calidad de su escritura y los alcances de su narrativa.
Una muy buena noticia para las letras del país se dio a conocer esta semana: el escritor Wilmer Urrelo (La Paz, 1975) ganó el Premio Anna Seghers. Este importante certamen internacional lo entrega la fundación de mismo nombre ubicada en Berlín. Entre otros escritores premiados en el pasado están Alonso Cueto (2000), Pedro Lemebel (2006) y Fabián Casas (2007). Éste es uno de los reconocimientos más importantes que un autor boliviano ha recibido en los últimos años. A continuación, una semblanza del escritor y de las tres novelas que hasta la fecha ha publicado.
VIDA Y OBRA. Urrelo estudió Comunicación Social en la Universidad Mayor de San Andrés. Hasta la fecha ha ganado, además del certamen mencionado, dos premios importantes: el Premio Nacional de Primera Novela con Mundo Negro el año 2000 y el IX Premio Nacional de Novela 2006 con Fantasmas asesinos. La primera de estos libros ha sido traducido al italiano por Edizione Estemporanee. Ha participado, además, en distintas antologías de relato: Trabajos forzados y otros cuentos (2000), Memoria de lo que vendrá (2000), Pequeñas resistencias 3: antología del cuento sudamericano (2006), El futuro no es nuestro (2008) y Alta en el cielo (2009). El presente año asistió al Encuentro La ciudad contada, realizado en Buenos Aires. En esa ciudad habló con el periodista Nacho Damiano de sus influencias: “Vargas Llosa es una influencia que siempre ha estado ahí. Me gusta mucho Víctor Hugo. Lo sé, suena raro, habitualmente la gente de mi edad ya no lee a Víctor Hugo, pero yo lo leo con mucha pasión. A Pío Baroja también. Pero Víctor Hugo es una gran escuela para la descripción, cosa que a nuestra literatura joven, tan escueta, de libritos chiquititos, le hace falta. Releer a Víctor Hugo es un trabajo de sacar músculos”.
MUNDO NEGRO (2000). La primera novela que publicó Urrelo fue Mundo negro. En ella se narra una historia enigmática en la que se ven envueltos escritores experimentados y debutantes. El misterio y el crimen forman parte de esta narración de género policial. Con 25 años de edad, el escritor paceño debutó con un libro que impresiona por su madurez y su orden. En éste encontramos ya el germen del novelista complejo y profundo que ha llegado a ser y que leemos en sus dos libros siguientes.
FANTASMAS ASESINOS (2007). Siete años después de su primera novela, Urrelo publicó su galardonado volumen Fantasmas asesinos. De nuevo en clave policial, esta historia se acerca más a la crónica y a la experiencia violenta del asesinato y lo que un hecho como éste puede permitir develar. La presencia de la literatura de Mario Vargas Llosa es central en este libro, como lo ha sido siempre en la obra de Urrelo. Además, encontramos en esta novela una representación de la historia boliviana que nos permite encontrar ciertas tensiones, sin sojuzgarse a una relación directa entre referente y significado; es decir, el autor reinterpreta el pasado desde la letra y lo inserta en un espacio que no puede esquivar la violencia. Sobre esta novela, Ramón Rocha Monroy a escrito: “Esa violencia de la que habla Wilmer Urrelo habitó y habita en nuestras narices, y no queremos mirarla ni menos expresarla. Ese mundo de gente baldía y sin esperanza, que vive en la extrema miseria, peor aún bajo los estragos del tsunami neoliberal, rodea en anillos concéntricos al exiguo mundo de los niños bonitos y satisfechos. Que los jóvenes creadores expresen su desencanto, su estado de sitio existencial, me parece un enorme mérito y una motivación fecunda que quizá anuncia una nueva estética del infortunio”.
HABLAR CON LOS PERROS (2011). Por último, el anterior año Urrelo publicó en el sello Alfaguara tal vez su novela más compleja y ambiciosa: Hablar con los perros. El libro cuenta distintas historias que se interpolan para construir un mundo narrativo amplio, una realidad que se completa y se termina a sí misma. La historia de una joven muda que trabaja de taxidermista, el canibalismo y Boquerón, el metal, la trata de mujeres, La Paz de antaño y otras tramas se tejen en este volumen que está entre lo mejor de la literatura boliviana de siglo XX. El trabajo de la novela le costó a Urrelo no solamente tiempo, sino que se jugó el cuerpo entero, literalmente. En el blog Nuevas referencias: retratos de nuevos autores hispanohablantes el autor afirma: “Escribir Hablar con los perros me costó mucho; casi termino en el cementerio por culpa de esa novela, así, con todas sus letras”. De esta manera, podemos entender la fuerza de su escritura, ese hacer que no sólo renombra el pasado y pone en crisis la manera en que miramos la realidad, sino que extiende sus efectos hasta casi acabar el cuerpo.
UN MOSAICO DESLUMBRANTE. El escritor Sebastián Antezana dice: “Urrelo se ha propuesto escribir una novela compleja y sofisticada, y hacerlo desde un lugar que desconcierta y sorprende: el discurrir irremediablemente ajeno, imposible de comprender del todo, de un perro, la mayor de las veces callejero, esa quintaesencia de La Paz que percibe las cosas y las recrea desde cuatro patas y una cabeza lanuda en quién sabe qué número de voces, para entregarnos después, en la novela, un mosaico deslumbrante de violencia, desnudez y ficción”. Así, podemos entender la justicia del premio que se le ha entregado a Wilmer Urrelo. Su literatura tiene mucho alcance y se instaura como una de las más originales e importantes que se están escribiendo en el país.
Fuente: Fondo Negro