10/09/2018 por Marcelo Paz Soldan
El periodo vanguardista en Bolivia en la obra de Luis Luksic

El periodo vanguardista en Bolivia en la obra de Luis Luksic


El periodo vanguardista en Bolivia en la obra de Luis Luksic
Por: Freddy Zárate

En el año de 1988 falleció en Venezuela el poeta y artista potosino (de ascendencia yugoslava), Luis Luksic (1910-1988). La crisis política de finales de la década de los años 40, obligó a Luksic exiliarse en tierras caribeñas. Este forzado alejamiento terminó por aislarlo del ámbito artístico y cultural de Bolivia. En la actualidad se tienen pocas referencias acerca de su labor poética, artística y política.
El crítico de arte Rigoberto Villarroel Claure, en su estudio intitulado Arte contemporáneo: Pintores, escultores y grabadores bolivianos (Imprenta López, Buenos Aires, 1952), retrata brevemente la labor artística que desempeñó Luis Luksic en Bolivia. Según Villarroel, Luksic fue un gran colaborador en la clasificación y restauración del acervo artístico.
Ejerció el profesorado y posteriormente asumió la Dirección en la Academia Nacional de Bellas Artes “Hernando Siles Reyes” de la ciudad de La Paz. Con referencia a su técnica artística, Villarroel afirma: “Está dotado de teoría académica y conocimiento técnico; conoce los secretos de su pintura. (…) Cultivó con asiduidad el paisaje neoimpresionista, con virtuosidad en la combinación del colorido imaginativo y libre, sin tendencia, ni concepto preconcebido”.
Fiel a su época, Luksic fue influenciado por la corriente filosófica del telurismo artístico que tenía como objetivo la reconstrucción y revalorización del legado autóctono de Bolivia. Esto se ve reflejado por ejemplo en sus acuarelas coloristas que llevan el nombre: Nacimiento indio, Felices pascuas para el pueblo o la Danza de la diablada, estos motivos indígenas tuvieron cierta notoriedad y atención en distintas exposiciones individuales en el Museo Social Argentino (Buenos Aires), en 1948; en la Real Sociedad de Acuarelistas (Londres) y en la Casa de América Latina (París), ambas exposiciones realizadas en 1949; posteriormente, realizó una exposición en el Club Paraíso de Caracas (Venezuela), en 1959, entre otras.
En el campo poético, Luksic se movió entre el vanguardismo, el surrealismo y la protesta social. Los escritores Armando Soriano Badani y Julio de la Vega, en su compendio sobre la Poesía Boliviana (La Paz, 1982), se inclinan en considerar las odas de Luksic como una manifestación de la etapa vanguardista en Bolivia: “Nutridos de cierto objetivismo realista cultivado con imágenes renovadas y audaces, y un vanguardismo de subjetiva tendencia que penetra hasta las abismales profundidades del subconsciente. (…) Estos vanguardistas renuevan la poesía, insuflando un inédito soplo emocional que transforma su imagen original”.
El bohemio Luis Luksic llegó a publicar Cantos de la ciudad y el mundo. Poemas 1932-1947; Cantos de la ciudad y del campo (ambos poemarios se publicaron en 1948); 4 poemas y dibujos (1958); Cuatro conferencias (1963); y Elogios a este paraíso terrenal en el que vivimos (1980).
Finalizada la contienda bélica con el Paraguay (1932-1935), Luis Luksic fue seducido por la política. Al respecto, el escritor y político José Antonio Arze describe este contexto político con las siguientes palabras: “Por suerte, lo mejor de la juventud menor de 40 años se alineó decididamente, después de la Guerra del Chaco, bajo las banderas de la izquierda antifascista. Dos de los mejores valores poéticos de hoy, Yolanda Bedregal y Luis Luksic, son antifascistas”.
El trovador Luksic fue uno de los fundadores del Partido de la Izquierda Revolucionaria (PIR) y luego militó en el Partido Comunista de Bolivia (PCB). A partir de los años 40, participó activamente en el Congreso de Izquierdas como delegado del Grupo Vanguardista de La Paz. Sobre este periodo político, el subjefe del PIR, Ricardo Anaya Arze, indica: “En La Paz se agrupó una juventud brillante y luchadora, pero no alcanzó a desplegar estrategia política sistemática, lo cual impidió una acción más positiva del PIR en la sede de Gobierno”. Anaya hace referencia a los entusiastas jóvenes: Julio de la Vega, Alberto Crespo Rodas, Alfredo Otero, Luis Luksic, Jaime Saenz, Emilio Estrada, entre otros. El espíritu revolucionario de Luis Luksic fue plasmado en cantos surrealistas inspirados en el PIR.
El poema sin nombre
“(…) Yo preguntó a un hombre simple del PIR
cómo entró al Partido y él me responde:
yo no sé leer ni escribir, pero he visto cómo
se calumnia al PIR; cómo se lo combate,
cómo los que nos engañan y los que nos denigran,
también denigran y ofenden al PIR;
pero, valiente, flor de la tierra, irreductible, altivo,
lleno de verdad, el PIR es mi partido,
porque yo también soy el héroe ignorado
que trabajo 56 horas en las minas, que hago pongueaje
a plan de látigo y hambre; soy el héroe del trabajo
que se pudre en las fábricas antihigiénicas
y espantosas de este capitalismo incipiente,
de pobre parasitismo encadenado (…)”.

La época que le tocó vivir al poeta Luis Luksic se tradujo en persecución, prisión y destierro por sus convicciones izquierdistas. Sobre este punto, Gastón Cornejo Bascopé indica que Luksic fue exiliado a Europa: “Permaneció dos años en París donde dio conferencias en la Maison de L’Amerique Latine y participó en el evento político más importante de ese tiempo: El 2do. Congreso Mundial de la Paz celebrado en París en abril de 1949, donde se reencontró con Pablo Neruda y compartió ideales y la presencia de grandes personajes, Pablo Picasso, Joliot Curie e Ilya Eremburg”. Una vez clausurado el evento, Luis Luksic viajó a Venezuela donde tuvo una actividad fecunda en la pintura, el dibujo, la caricatura, la poesía, relator de cuentos, titiritero y tuvo un fugaz paso por el teatro y cine. La labor artística de Luksic se fue desvaneciendo con el pasar de los años, al final de su vida terminó desamparado, enfermo y olvidado en un hospital universitario de Caracas.
Fuente: Letra Siete