03/19/2009 por Marcelo Paz Soldan
Celebrando el día del padre

Celebrando el día del padre

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Regalos para Papá
Por: Paulovich

Hoy salí de mi casa y vi por las calles de la ciudad a muchísimos niños que iban en busca de un regalo para papá cuya fiesta se celebra hoy aunque algunas esposas rencorosas sostienen que el Día del Padre debería celebrarse el 16 de agosto que es el día del perro, seguramente porque el perro es un animal muy fiel. Al pasar por la Buenos Aires Avenue, escuché el siguiente diálogo entre una madre y sus hijitos. -Mamita, mamita, danos plata para comprarle un regalito a papá- respondiendo la señora rencorosa a “Yo no tenga plata, pídanle plata al perro de su padre”.
Moviendo mi cola seguí mi camino y me dirigí a la calle Uyustus que es la Quinta Avenida del pueblo paceño, no por contener mercadería semejante sino porque la mayoría de la gente pobre se contenta con ver los regalos expuestos y se queda con el antojo de comprarlos. Y no es que la mercadería fuera cara sino porque la crisis nos golpea a todos “porque la plata está escaso” como diría una economista chola, a quien debería contratar el señor Barack Obama.
Una señora me detuvo en mi paseo circunstancial y periodístico y me preguntó venciendo su rubor. “Caballero, me podría usted decir ¿qué talla de trasero tiene usted?”. La miré desconcertado y quise preguntarle qué le importaba a ella la talla del trasero que yo tengo, pero ella se apresuró a explicarme que me hacía una pregunta tan extraña porque quería regalarle unos calzoncillos al padre de su hijito y que le pareció que su marido tenía la misma talla de trasero que yo.
Ante un diálogo tan surrealista le pregunté por qué ella suponía tal cosa si sólo me había visto la cara, pero ambos optamos por concluir tal conversación y nos despedimos, no pudiendo evitar dirigirle una mirada a su retaguardia para conocer qué talla usaba la señora.
Un niño que deseaba regalar una corbata a su papito en el Día del Padre, me pidió que le aconsejara en su compra, explicándome que esta era la primera vez que adquiría tal prenda papa su papito. Vimos muchas corbatas baratas y mientras escogíamos una corbata italiana hecha en China y made en la Uyustus le pregunté dónde trabajaba su papito. El niño me dijo que su papá trabaja en el Palacio de Gobierno, y entonces le dije: -Si tu papito trabaja en el Palacio de Gobierno no necesita corbata porque el Presidente no usa tal prenda y todo el que quiere lucir una corbata en horas de trabajo es muy mal visto porque la élite masista le considerará oligarca y terrateniente. Si le regalas una corbata, podrían tirarlo de la pega, lo cual sería una desgracia para toda la familia.
El niño se desanimó de regalar una corbata a su padre y me preguntó: “qué me aconsejaría usted que le regale a mi papá en el Día del Padre?” Respondiéndole con sinceridad: El mejor regalo de un hijo a su padre es una dosis permanente de respeto.
Fuente: Los Tiempos