08/16/2008 por Marcelo Paz Soldan
Nicolás Menacho Tarabillo

Nicolás Menacho Tarabillo

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Subite a mi carretón
Por: Marcelo Suárez Ramírez

En medio de la calma de una urbanización cerrada, el silencio se puede transformar en música. A nueve kilómetros del centro de la ciudad se encuentra el condominio Sevilla Norte, allí mora don Nicolás Menacho Tarabillo, uno de los más renombrados compositores del país y creador de un centenar de piezas perdurables dentro del cancionero del oriente boliviano.
Después de habitar casi cuatro décadas en el barrio Sirari, Menacho se mudó a principios de este año a esta nueva urbanización, junto con su esposa Marina Ortiz Landívar y ahora se encuentra nuevamente en las afueras de la ciudad, como en las épocas en las que vivía en la finca de sus padres, donde nació y creció, rodeado del verde de la vegetación cruceña y acompañado del sonido de las aguas del río Piraí.
Esa postal es la que permanece inalterable en la mente de don Nicolás, pues en aquel caserío fue donde nació su inspiración, que se plasmó en piezas como Poema oriental (su primera composición) y El carretero, ese taquirari que dice: “Por el camino se va el carretón, cargado de mil ensueños de amor, reflejos de la ilusión”.
“El carretero tiene su origen cuando yo observaba en mi juventud a los carretones que cruzaban el Piraí. Esa figura del hombre del campo que llega con su carga a cuestas para vender sus productos al pueblo, junto con todas sus ilusiones, son aspectos que definitivamente a uno lo inspiran”, afirmó.
La afición a la música en Menacho fue fomentada por su madre Leocadia Tarabillo de Menacho, que lo exhortó para que estudiara música y canto en la Escuela Nacional de Maestros de la capital de la República, aunque fue en Santa Cruz donde nació su cariño por el ritmo.
La música de Nicolás Menacho ha estado acompañada por la letra de célebres escritores como Raúl Otero Reiche, Hernando Sanabria, Luis Darío Vázquez y Pedro Rivero Mercado, aunque fue con Otero Reiche, compañero suyo en el colegio Nacional Florida, que logró componer aquellos temas que consagraron a ambos como una de las asociaciones más prolíficas y exitosas del país. El músico y el gran poeta cruceño lograron concatenar sus talentos en las aulas de la Escuela de Bellas Artes, donde acostumbraban encontrarse al final de cada jornada para intercambiar ideas. Según Menacho, la práctica habitual consistía en que cada uno llegaba con una canción en su mente y luego las plasmaban en el piano de la escuela. Así nacieron composiciones como El trasnochador, Trago patrón, Pensando en ti, Invitación de amor y Cortando el sur.
Don Nicolás asegura que a veces no es suficiente la inspiración para llegar a componer una gran canción, puesto que siempre será necesario contar con una técnica para ello. Recomienda que lo conveniente es contar con la letra del tema y transmitirla en música, como también escribir la melodía inspirada en algún hecho específico y que a esa música el poeta le coloque su letra respectiva.
El autor de En la pampita calificó de un privilegio haber escrito música, que fue interpretada por grandes artistas nacionales como Gladys Moreno, Arturo Sobenes, Las hermanitas Saldaña y Los Cambitas, como también lo fue haber logrado trascender las fronteras con algunas de sus creaciones. Es el caso de la orquesta española Casino de Sevilla, que ejecutó varias de sus piezas en los años 70. “He obtenido grandes satisfacciones con mi música, algunas de ellas muy agradables, como en la ocasión en que me encontraba junto a mis amigos escuchando la radio BBC de Londres, cuando el locutor dijo: “A continuación escucharán ustedes una composición del profesor Nicolás Menacho de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, llamada Trago patrón, interpretada por Poly y su conjunto”. Realmente fue uno de los momentos más emocionantes de mi vida”, expresó.
En la actualidad el artista continúa componiendo. Hace un par de años editó junto a Pedro Rivero Mercado el disco Alegre, romántico y picaresco, y se prepara para lanzar una nueva producción que rinde homenaje a destacadas personalidades de la historia cruceña.
Fuente: El Deber