03/27/2008 por Marcelo Paz Soldan
Con el fuego en la palabra

Con el fuego en la palabra

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Javier Claure presenta “Con el fuego en la palabra” sobre el escritor boliviano radicado en Suecia Víctor Montoya
Realizada a manera de entrevista, ya está en circulación la biografía de uno de los escritores bolivianos más destacados en el exterior, Víctor Montoya, con el nombre de Con el fuego en la palabra.
El libro, publicado en Europa, fue escrito por Javier Claure Covarrubias y está a la venta en la librería Los Amigos del Libro. También se puede hacer pedidos al correo electrónico javiercla@yahoo.com
El autor señala que se trata de una obra confeccionada a lo largo de más de diez años, mediante entrevistas y conversaciones con Montoya, quien reside en Suecia.
Así, se relata la vida íntima del escritor desde su niñez, sus luchas junto a los mineros potosinos, la influencia de la cultura tradicional sobre su escritura y su labor como pedagogo en el área de literatura infantil, entre otras temáticas como su incursión por la literatura erótica.
“Conozco a Víctor desde hace mucho tiempo, hemos trabajado con él desde hace mucho tiempo y hemos realizado el Primer Encuentro de Poetas y Narradores Bolivianos en Estocolmo, Suecia, en 1991. Durante los últimos diez años hemos conversado mucho sobre literatura y sus puntos de vista sobre el país”, afirma Claure.
“Me parece que es un autor extraordinario, el más prolífico, el más creador y el que está entre los mejores de la literatura moderna boliviana” agrega.
Indica que el público lector de Bolivia conoce generalmente las obras del escritor, pero no así sus motivaciones, sus análisis sobre la literatura.
Claure asevera que la publicación de “Con el fuego en la palabra” es la continuación de los esfuerzos para realizar la difusión de la literatura boliviana en círculos europeos.
Adelantó que ya tiene contactos con escritores de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, para próximamente publicar obras de autores nacionales en español, en formato de antologías.
“Si bien se está haciendo conocer la literatura boliviana, la misma está todavía un poco enclaustrada. Se publicarán libros inicialmente en español para darlos a conocer a la población hispana, y así dar a conocer que en Bolivia también hay buenos poetas y escritores”, sostuvo Claure.
FRAGMENTO DE LA OBRA
Javier Claure: ¿En qué circunstancias escribiste tu primera obra?
Víctor Montoya: La escribí estando en la cárcel. Mi libro de testimonio, que luego se publicaría con el título de “Huelga y represión” en 1979, lo escribí con el mismo lápiz y en el mismo cuaderno que me entregaron mis carceleros para que confesara los detalles de mi actividad política y delatara a otros compañeros. Así, sentado en un rincón de la celda, empecé a escribir las primeras páginas de mi primera obra, con una temática que gira en torno a las causas que motivaron la huelga minera de 1976, un episodio histórico que comenzó con la intervención militar a los centros mineros y terminó con el apresamiento y el exilio de varios dirigentes del movimiento sindical. Te cuento que tuve que escribir con mucha cautela burlar la vigilancia. Las hojas escritas, con letra menuda y apretada, las escondía en el botapié doblado de mis pantalones, hasta que mi madre, quien venía a visitarme de cuando en cuando, se los llevaba con el pretexto de lavar. Por eso digo que las primeras páginas de mi primera obra se fueron filtrando por los barrotes de la cárcel sin que notaran los carceleros. En esas circunstancias escribí “Huelga y represión”, una obra que, sin mayores pretensiones, se mueve entre el testimonio personal y el relato novelado.
Javier Claure: ¿Cuáles son las razones que te motivan a escribir?
Víctor Montoya: Son varias, pero las principales son dos: por un lado, la necesidad de escribir para no morirme y, por el otro, la necesidad de transmitir mis pensamientos y sentimientos a través de la palabra escrita. La escritura es un acto solitario que, durante el proceso de creación, se torna en una suerte de libertad absoluta y en un placer infinito, que te permiten narrar hechos reales y ficticios con la ayuda de la imaginación, que es el principal instrumento de la creación. Sin embargo, es imprescindible aclarar que en mi caso, y en mi condición de escritor comprometido con la realidad social, mi escritura es también un arma de protesta y de denuncia contra las discriminaciones raciales, las injusticias sociales y los poderes de dominación que arremeten contra los derechos humanos. Está comprobado que no creo en la literatura por la literatura, sino en una literatura cuya función consiste en revelarnos el contexto histórico que nos toca vivir, con todas sus grandezas y miserias, tanto humanas como sociales. Tampoco creo en los autores que, más que por necesidad existencial, escriben motivados por la ciega ambición de alcanzar la fama, como peones de algunas editoriales comerciales, que piensan más en las ganancias que en la difusión real de la buena literatura. Esta desconfianza en el mercado salvaje, me induce a creer más en la literatura marginal, en esa literatura que, a veces financiada por el propio autor, circula de mano en mano y de boca en boca, exactamente como la buena poesía que se da modos de llegar a sus lectores por los caminos más inverosímiles y no gracias al márketing de una gran empresa editorial.
Fuente: www.opinion.com.bo
Foto enviada por Victor Montoya