08/14/2012 por Marcelo Paz Soldan
día once de la feria. bitácora de un lector: Ausente pero no perdida

día once de la feria. bitácora de un lector: Ausente pero no perdida


día once de la feria. bitácora de un lector: Ausente pero no perdida
Por: Ricardo Bajo

(domingo 12 de agosto, 2012) Día once: Hoy domingo termina la feria, otra feria. Adela Zamudio escribió en su epitafio: “Vuelvo a morar en ignorada estrella. / Libre ya del suplicio de la vida. / Allá os espero; hasta seguir mi huella. / Lloradme ausente pero no perdida”.
Anoche, sábado, Vicky Ayllón y Cachín Antezana presentaron el libro multimedia La ausencia de Adela Zamudio (Nuevo Milenio y el Cesu de la Universidad Mayor San Simón de Cochabamba). Vicky fue categórica: “con Adela, nació la mujer boliviana”. En el libro-DVD (de casi cinco horas de duración) descubrimos las facetas “ocultas” de Zamudio, más allá de su famoso poema Nacer hombre.
El trabajo de Ayllón y Antezana es una joya pues cuenta —entre otras cosas— con fotografías inéditas; poemas musicalizados por una pareja de lujo (Óscar García y Juan Carlos Orihuela); videos (entre ellos, parte del documental de Raquel Romero); las polémicas con el poder eclesial, el olvidado padre Pierini; sus cuadros, y poemas en quechua leídos por Elvira Espejo.
Adela Zamudio era una mujer de armas tomar; nunca dejó de pelear; todas las mujeres de Bolivia tienen una deuda con ella pues aró el camino en las condiciones más adversas. Estuvo en todas las batallas, nunca se casó y hasta el último de sus días se estrelló contra todas las paredes, contra todos los poderes. Fue una visionaria, literariamente hablando, y su larga sombra llegará hasta el siglo XXV (Cachín, dixit). Con un estilo romántico, las vanguardias la seguirán imitando. Antes la veíamos siempre en el billete de cinco pesos y en Cochabamba la honran poniendo nombre a calles, teatros, salas… Vestía casi siempre de negro, era “enemiga” de los homenajes y amiga de los anarquistas (incluso escribía en sus periódicos) y sólo con su nombre llenaba plazas. Murió pobre y en su testamento escribió sus últimas palabras, repasando las deudas que dejaba por pagar. La deuda siempre será nuestra. Adela, como la Feria del Libro (a partir de mañana), estará “ausente pero no perdida”.
Fuente: La Razón