08/07/2012 por Marcelo Paz Soldan
Jorge, El Bien Amado

Jorge, El Bien Amado


Jorge, El Bien Amado
Por: Juan Carlos Flores Escobar

El que se sienta en la puerta de su casa, allá en Bahía, es el espíritu de Jorge Amado. Reposa tranquilo como si estuviese vivo. Contempla la ciudad que despierta y escribe otro tanto sobre prostitutas, negros, ladrones y el candomble. Si no hubiera muerto, hoy su cuerpo tendría 100 años contados.
Desde que vio la luz, el 10 de agosto de 1912, nació con el genio bajo el brazo y a muy temprana edad se hizo escritor de novelas sociales. Su primera obra, País de carnaval, mereció buena crítica, pero se afirmó más con Sudor, una novela que refleja la vida en un conventillo, donde la miseria y los ratones acorralan a la gente, la asfixia y le quita la poca esperanza. Mundo de deseos frustrados, de calor, de trabajos y contrabando.
Jorge, el bien Amado, fue un escritor de historias tristes, que se aproximaron a su encuentro para ser pintadas por él con palabras simples. Su poderosa imaginación nos llevó a tierras brasileñas, donde abunda la pobreza y escasea la solidaridad; donde las mujeres de rostros europeos y caderas africanas, (Gabriela, doña Flor y Teresa Batista) nos envilecen y nos devuelven la fe de los amores perdidos en la soledad de lo prohibido; donde el juego y la muerte transforman a hombres como Vadinho, Pedro Arcángel o Quincas Berro Dágua.
Su literatura forma un escenario completo y sus personajes cumplen la función de recrear lo acontecido. Tienen fuerza, sensualidad y sangre. Fue por decirlo menos, un escritor de hechos sociales, circunstancias donde sus personajes viven una vida miserable y ajena; miserable porque la padecen y ajena porque la aborrecen.
Doña flor y sus dos maridos, obra exquisita y no sólo para el paladar sino para la imaginación de quien la lee y busca novedad. Es un relato suave y erótico, sazonada con el sabor de la lujuria y el pecado, a la vez que hilvana un realismo mágico con lo esotérico. Extraña doña Florípides que siendo como es: devota católica, beata empedernida, busca en la santería una extraño conjuro que devuelva a la vida a su primer marido: Vadinho. Pero lo que sorprende de esta obra, es la intensa narrativa que deslumbra más allá de la hilaridad y lo fantástico.
A esta obra se añaden otras que por ser muchas no carecen de importancia, es más, son consideradas pequeñas joyas de la literatura universal: Gabriela clavo y canela; Tierras del sin fin; San Jorge de los Ilehus; Mar Muerto; Capitanes de arena; La desaparición de la santa; Tieta de agreste, entre muchas otras.