Un caudillo del sindicalismo boliviano
Por Javier Claure C. *
Federico Escóbar Zapata es un nombre vinculado en la historia del sindicalismo boliviano de los años 60. Nace en Oruro (Bolivia) el 26 de noviembre de 1923. Hijo de Francisco Eleuterio Escóbar, obrero del ferrocarril Machacamarca – Uncía, y Nieves Zapata de Escóbar.
Federico quedó huérfano de padre a temprana edad y pasó su niñez en Machacamarca. Estudió sus primeros años en el colegio Leónidas Lazarte y posteriormente en el colegio Simón Bolivar de Oruro.
A los 17 años comenzó a trabajar en la Empresa Minera Catavi perteneciente al campamento de Siglo XX, un centro minero de mucha importancia por la producción de estaño. Fue precisamente en Siglo XX donde Simón Patiño, el Rey del Estaño, encontró la veta de estaño más grande del mundo. Patiño fue, en aquel entonces, el industrial más importante de Sudamérica.
En marzo de 1967 todo el mundo tenía los ojos puestos en Bolivia. En la zona de Ñancahuazú, el Che Guevara comandaba un grupo guerrillero y muchos jóvenes de izquierda descontentos con los partidos tradicionales apoyaban esta insurrección.
Los mineros de Siglo XX y Catavi sufrieron una cobarde emboscada por parte del Ejército. En la madrugada del 24 de junio de 1967, mientras los trabajadores mineros festejaban la noche de San Juan, fracciones del Ejército Ranger atacaron el campamento minero. Su principal pretexto fue erradicar un foco guerrillero que, según el Ejército y la CIA, operaba en ese sector. Muchos mineros perdieron la vida y Siglo XX se convirtió en una zona militar. El Gral. Alfredo Ovando Candia, entonces Jefe del Ejército, fue responsable de esta masacre, conocida como la masacre de San Juan.
Sin embargo, la masacre no eliminó al movimiento obrero. Continuaron las permanentes luchas de los mineros ante las injusticias sociales.
Federico Escóbar solía comentar las palabras de su madre: “cuando ingresé a la mina, mi madre lloró mucho y hablaba de las desgracias que les sucedían a los mineros, de los accidentes en la mina y de las enfermedades que contraían los mineros. Ponía mucho acento en las injusticias que se cometían con los pobres”.
Desde muy joven se educó para liderar el movimiento obrero más combativo de Bolivia de aquella época. Participaba en asambleas sindicales, se nutría de lecturas revolucionarias, escuchaba hablar del Partido de la Izquierda Revolucionaria (PIR) y de muchas otras cosas referentes a la clase minera. En ese entonces no se había fundado el Partido Comunista Boliviano, pero la oligarquía comentaba sobre la existencia de “agitadores profesionales pertenecientes a un extremismo comunista”.
Federico Escóbar ocupó el cargo de Control Obrero de Siglo XX (elegido democráticamente por las bases). Lamentablemente el presidente de la época, Víctor Paz Estensoro, anuló el Decreto Ley que establecía el cargo de Control Obrero en las minas nacionalizadas. De esta manera, fue retirado del trabajo con una indemnización de 9500 pesos bolivianos.
El “macho moreno”, como lo llamaban cariñosamente los amigos, era un hombre sensible, honesto y luchador por la justicia. Como dirigente sindical de los mineros bolivianos estaba sujeto a la permanente lucha para lograr las conquistas sociales de su clase. Tenía un firme criterio cuando hablaba y decía las cosas tal cuales son. Nunca pudieron sobornarlo con dinero para que dejara atrás las causas de la clase obrera. Su compromiso social, lo llevó a luchar hasta sus últimos días.
Hay muy pocos dirigentes sindicales de la dimensión de Federico Escóbar. Muchos dirigentes políticos que se “hacen llamar de izquierda” se han derechizado completamente para sacar una buena tajada; apoyándose en su pseudo posición izquierdista. Por eso no es raro ver a dirigentes que ayer leían a Marx, Engels, Lenín, Trotskij y que, de la noche a la mañana, se han convertido en buenos cómplices del mercado de consumo y admiradores del capitalismo.
Repasar la vida sindical y política de Federico Escóbar, es un punto de referencia para las nuevas generaciones. Fue militante del Partido Comunista de Bolivia (PCB), miembro de las comisiones sindicales y marginalmente miembro del Comité Central del Partido Comunista Boliviano. Veamos entonces cual fue la causa para este hecho que deja con muchas incógnitas:
Víctor Reinaga, conoció personalmente a Federico Escóbar y lo recuerda de la siguiente manera:
– Me impresionó fundamentalmente su concepción marxista de la vida. Sentía desde lejos el dolor humano. Es por eso su entrega a la colectividad y a los trabajadores. Su generosidad era tal, que inclusive llegaba a sacrificar el pan de su familia. A veces la compañera Alicia (su mujer), notaba que la papeleta de la pulpería estaba en cero. Y, claro, comentaba un poco enfadada: ¿Por qué me hace eso? Lo que pasa que Federico había ordenado a una delegación de campesinos o trabajadores se les diera pan, carne o arroz a su cuenta personal. Y esto ocurría también con la ropa, la comida y las herramientas.
Cuando tomaba la palabra en asambleas, todos lo escuchaban con atención, ya que hablaba con seguridad y mucho conocimiento. No solamente se dedicaba a las tareas del sindicato, sino que también a otras actividades; era dirigente del “club miners”, trabajó en interior mina como peón, mensajero, rastrillero y cargador. Junto a otros compañeros, fundó la biblioteca de Siglo XX.
Entre el Federico Escóbar sindicalista y el político existe una relación muy íntima. A Federico Escóbar se lo conoce más por su gran actividad en el campo del sindicalismo revolucionario. Interpretó, de forma certera, las relaciones entre el Sindicato y el Estado. Sin embargo, este aspecto de su vida queda un tanto relegada por la interpretación que tratamos de hacer de su pensamiento político. Federico Escóbar fue un estudioso de la teoría revolucionaria marxista. Estaba ligado a las bases, a sus compañeros mineros y a los campesinos del norte de Potosí. Entonces su marxismo tenía un sabor muy boliviano. Por esta razón, desde un principio, como político y miembro del Partido Comunista (PC), expresó una posición independiente y al mismo tiempo muy singular.
Para nadie es un secreto que jamás gozo de la confianza de los dirigentes del PC. No obstante su grandeza, como político y sindicalista, nunca se lo tomó en cuenta para que forme parte de la directiva del PC.
Quiero referirme a Federico Escóbar, desde el punto de vista estrictamente político. Por eso voy hablar de su pensamiento sobre el llamado nacionalismo revolucionario y el sindicalismo revolucionario.
Siempre pensó que el sindicato, no era más que una escuela de formación política. Jamás se le imaginó divorciar la actividad sindical de la actividad política. Nunca cayó en la impostura de crear un sindicalismo apolítico. Es por eso, que su personalidad inicia, en Bolivia, el llamado sindicalismo revolucionario. Entonces, su actividad política se desarrolla en el sindicato del campamento de Siglo XX y gracias a su prestigio político, influyó en la juventud del Partido Comunista. Pensaba que un partido político de izquierda debería estar ligado a las luchas populares del pueblo.
Federico Escóbar fue acusado de ser nacionalista por los dirigentes del PC. Fue acusado de ser un “sindicatero” antes de ser un cuadro político. No se llegó a comprender que estaba tocando el centro crucial de una Revolución Proletaria. Es decir, la conjunción entre una teoría revolucionaria y la práctica concreta de la lucha en Bolivia.
Sus divergencias con el Partido Comunista (PC) surgen con relación al nacionalismo revolucionario. Y en este aspecto es importante señalar que el PC, en Bolivia, nace de una exención del viejo Partido de Izquierda Revolucionario (PIR). La juventud comunista de aquella época comandada por Sergio Almaraz, Ricardo Bugunel, Yoselín Pereira etc. habían criticado duramente al PIR por su posición conciliadora y nacionalista. No obstante el PC adoptó una línea similar al nacionalismo revolucionario.
Recordemos que en la segunda elección, después de la Revolución de abril de 1952, el PC apoyó las candidaturas de Víctor Paz Estensoro y Juan Lechin. Se olvidaron que el PC fue rechazado, precisamente por los dirigentes del nacionalismo revolucionario. Desde entonces aparece la crítica de Federico Escóbar a la dirección del PC. Acusa a sus dirigentes de ser un apéndice de la posición nacionalista. Es aquí donde nace una factible teoría de la lucha real y concreta en el corazón del proletariado boliviano de Siglo XX.
Sabemos que a nivel teórico e internacional, se desarrollaba una gran polémica entre las posiciones marxistas y las posiciones revisionistas. En la ex Unión Soviética se estaba incubando una restauración del capitalismo. Pero en esa época hablar de la restauración del capitalismo, en suelo soviético, era una locura. Precisamente estos puntos de vista, los expresaba Federico Escóbar a los dirigentes del PC. Y fue entonces aislado de la dirección del PC, a pesar de que gozaba de la más grande simpatía entre los obreros mineros de Siglo XX. Otra de sus críticas abordaba la relación entre el PC y el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR).
El aporte más grande de Federico Escóbar; es haber puesto, en Siglo XX, los cimientos de una poderosa organización marxista leninista en abril de 1965, cuando participó en un Congreso como el líder de los mineros. Más de 500 delegados asistieron a esta reunión del proletariado. Se estaba creando, entonces, un verdadero partido político auténtico de la clase obrera. Ningún otro partido político había nacido en las entrañas mismas de la clase obrera boliviana. Todos los partidos que se llamaron de izquierda nacieron de senáculos intelectuales.
Lamentablemente la obra de Federico Escóbar se trunca a causa de su prematura muerte el 8 de noviembre de 1966. Una muerte que ha quedado en un gran enigma. Federico Escóbar fue ingresado a una clínica que pertenecía a la Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL) por fractura de un brazo y, misteriosamente, salió sin vida.
Los que tuvimos la suerte de compartir muchos años de lucha, junto a Federico Escóbar, nos sentimos orgullosos de haber escuchado sus posiciones revolucionarias.
La memoria de Federico Escóbar constituye el legado más grande de la clase obrera boliviana. Sus pensamientos y su acción tienen que ser enarbolados por las nuevas generaciones. Hablar de su claridad ideológica, en momentos en que pareciera que la utopía socialista ha desaparecido, es una gran satisfacción. Recordar su sacrificio y su lucha nos reconforta.
* La historia mencionada arriba es un pequeño fragmento de la vida de Federico Escóbar, relatada por su camarada Víctor Reinaga. Su publicación fue posible gracias al material fidedigno que me facilitó la hija de Federico Escóbar, María Cruzcaya Escóbar (residentes en Estocolmo).
Fuente: Ecdótica