09/19/2007 por Marcelo Paz Soldan

Esa manía del Che: escribirlo todo

Esa manía del Che: escribirlo todo
Al escritor mexicano Paco Ignacio Taibo le cayeron unos raros manuscritos del Che. El hallazgo de los poemas copiados por Guevara en la selva boliviana llevó al escritor, biógrafo de Pancho Villa y del guerrillero argentino, a preguntarse cuántas cosas sobre el rosarino permanecen en las sombras. Copiaba los versos para no cargar los libros
Se trata de 69 poemas de Neruda, Vallejo, Felipe, que el guerrillero transcribía mientras escribía su conocido diario de campaña
Página/12
A Paco Ignacio Taibo le gusta provocar hasta con la ropa que usa. Tiene una remera negra que dice: “A quemarropa, soy leyenda”. El escritor, que no toma alcohol ni café, cuenta que bebe cinco litros de cola por día. “Si al Che le gustaba la Coca Cola, ¿por qué a mí no?”, dice mientras firma ejemplares de El cuaderno verde del Che (Seix Barral), una antología integrada por sesenta y nueve poemas de Pablo Neruda, Nicolás Guillén, León Felipe y César Vallejo, copiados por Guevara en la selva boliviana y prologada por Taibo II. El libro fue encontrado por tres oficiales y un agente de la CIA en la mochila del Che, pocas horas antes de que fuera ejecutado en la escuela de La Higuera, junto con su diario, doce rollos de película, una veintena de mapas corregidos con lápices de colores, una radio portátil que hacía tiempo que no funcionaba y un par de agendas.
¿Cómo llegó este cuaderno a manos de Taibo II? Una mañana de agosto de 2002, el editor Jesús Anaya, le puso sobre la mesa un paquete de fotocopias. “¿Puedes autentificar la letra?”, le preguntó. Cuando el biógrafo de Ernesto Guevara y Pancho Villa ojeó las páginas, sintió un escalofrío. Parecían textos escritos de puño y letra del Che. Taibo II comparó la letra con diversos documentos escritos por el argentino: No había dudas, era la letra del Che. La mayoría de los poemas encontrados en esa libreta habrían sido copiados durante la campaña boliviana.
Taibo II tenía un montón de pruebas indirectas de la existencia del cuaderno verde a partir de la documentación que consultó cuando escribió la biografía del Che. “Pero ¿por qué nadie en la guerrilla sabía que el Che estaba copiando un libro de poesía?”, se pregunta el escritor en la entrevista con Página/12. “Ni (Harry Antonio Villegas) Tamayo ni (Regis) Debray sabían de la existencia de este libro de poesía. Es uno de los pocos momentos privados que el Che tenía. El diario era un registro político del momento. Y en contrapunto con ese diario estaba este extraño libro”.
No son pocas las preguntas que aún generan esos sesenta y nueve poemas copiados por el Che, respetando sangrías, punto y coma y entre paréntesis. “No es una selección que uno se esperaría. Si vas a citar a Vallejo, ¿por qué el de Trilce, el más oscuro y hermético, y no el de la Guerra Civil Española y de masas?”, plantea Taibo.
-¿Por qué publicó el cuaderno?
-El cuaderno verde del Che es un documento y la selección de poemas muestra al personaje, no sólo a los poetas. El libro se vuelve una puerta abierta para todos los adolescentes latinoamericanos que a través del Che van a llegar a Neruda, Vallejo, Guillén y Felipe. El otro día iba por la calle y un chico me preguntó: ¿Neruda es tan chingón como dice el Che? “Más”, le dije, y se fue a comprar un libro de Neruda.
-¿El Che hubiera querido que se publicara?
-No, era un libro de uso, el Che no hubiera querido que se publicara, ni sus diarios. Cuando el Che publicó, lo hizo después de trabajar obsesivamente el lenguaje. De hecho, su libro Pasajes de la guerra revolucionaria está supertrabajado.
-¿Cómo un hombre de acción tuvo tanta obsesión por el lenguaje?
-Porque esos son los hombres de acción de verdad. Cuando compones el cuadro del Che, encuentras cosas que no se corresponden con los estereotipos del héroe militar. Encuentras un vagabundo, un antijerárquico, un irreverente, un igualitario, un amante de la poesía.
-¿Qué desmitificaciones del Che podrían aparecer tras esta lectura?
-Es un libro que compensa las imágenes construidas. Juraría que quedan dos diarios, pero no lo puedo afirmar porque no los he visto. Quedarían el diario de México y el diario del Ministerio de Industria.
-¿Dónde estarían estos diarios?
-Partamos del supuesto de que el Che escribió diarios toda su vida: escribe el diario de juventud, el diario de viaje de motocicleta, el diario del segundo viaje, escribe los diarios de la Revolución Cubana y escribe diarios en Bolivia. Entonces la pregunta es ¿por qué en esos momentos de su vida no hay diarios? El Che era grafómano, tenía una pasión por poner en papel todo lo que vivía. Esos diarios existen, pero ¿por qué razones no fueron aún publicados? El diario de México narra en detalle su relación con su primera mujer, Hilda Gadea, algo que a la viuda actual del Che no le debe gustar demasiado. Y posiblemente en su diario del Ministerio de Industria, el Che debe hacer pomada a un montón de personajes de la Revolución que aún están vivos. Yo entiendo que no los quieran publicar; el Che no los escribió para publicarlos, eran diarios privados, pero también entiendo que son documentos históricos que deberían hacerse públicos.
-¿Propuso a la familia publicar?
-Sí y me mandaron a la mierda.
-¿El Che copió los poemas para no cargar con los libros?
-Evidentemente. Me acuerdo que Tamayo me contaba que el gran sufrimiento cuando el Che iba en vanguardia era quién cargaba la mochila. Odiaban esa mochila porque pesaba como piedra.
El escritor confiesa que algún día tendrá que hacer un ensayo sobre el idioma del Che. “Hablaba un argentino muy teñido de cubanismos y de mexicanismos, al que había incorporado palabras bolivianas y peruanas”, opina.
Taibo revela que el Che estaba fascinado por el mundo indígena. “¿qué puedes hacer para desconcertar a un argentino? Llévalo a Machu Picchu y dile: ‘Colega: esto eres tú, pero no te habías enterado porque tu país no te permite entenderlo”.
[Tomado de http://www.eldeber.com.bo/brujula/2007-09-15/nota.php?id=070914224218]