05/21/2014 por Marcelo Paz Soldan
Sobre Iris de Edmundo Paz Soldán

Sobre Iris de Edmundo Paz Soldán

iris

Iris de Edmundo Paz Soldán
Por: Elton Honores

(Universidad Nacional Mayor de San Marcos)
En la literatura latinoamericana contemporánea, la distopía ha sido un subgénero fundamental de la ciencia ficción para discutir problemas del entorno político y social. Iris, de Edmundo Paz Soldán, se inserta en esta línea. El autor había explorado parcialmente el género en Sueños digitales (2000) y El delirio de Turing (2003), pero aquí lleva al lector a un nivel de lectura distinto.
Desde el lenguaje, la novela es experimental. El uso de neologismos, el espanglish, las onomatopeyas, la oralidad, las raíces de palabras en lenguas disímiles entre sí como el quechua o el chino, todo ello mezclado con un castellano del futuro, generan un extrañamiento. Se trata de un neolenguaje para narrar el futuro. Solo esto bastaría para señalar a Iris como una obra notable, un acierto del autor, que no busca imitar el típico lenguaje anglosajón, sino que se exige uno nuevo para la historia. Esta operación tiene un claro antecedente en La naranja mecánica (1962) de Anthony Burgess, que hizo lo propio en la creación de neologismos a partir de la lengua rusa.
De otro lado, Iris se alimenta tanto de la tradición distópica literaria clásica como de la cinematográfica. Así como no habría sido posible haber creado esta novela sin Nosotros de Yevgeni Zamiatin, 1984 de Orwell, Un mundo feliz de Huxley o las novelas de Philip K. Dick, tampoco lo sería sin filmes como Blade Runner de Ridley Scott, Starship Troopers de Paul Verhoeven, Matrix de los hermanos Wachowski y hasta Avatar de James Cameron. Iris recoge temáticas previas de estas narrativas como la discusión sobre lo humano, el relato de acción militar, el uso de fármacos y drogas que plantean al interior del universo de ficción otras realidades alternas o paralelas, y la explotación colonial. Es una novela en donde el imperio contraataca.
En ese mundo propuesto por Paz Soldán hay puntos clave. Uno de ellos es el problema de la identidad. Lo humano tal como lo conocemos no existe o, en su defecto, solo cambia. Completan el panorama otros seres artificiales: robots, humanos con implantes en el cuerpo o seres con memorias artificiales. El racismo se configura como fuente de poder en Iris, como medio para sostener el orden social, establecer jerarquías y diferencias con el otro. En ese contexto, ¿qué es lo humano? La respuesta queda abierta.
El otro gran tema es la violencia, una que se genera desde quienes detentan el poder político: la corporación industrial SaintRei, que explota el mineral X503 de múltiples aplicaciones y que se encuentra en las montañas sagradas de esta región terrestre. La violencia vertical, que goza de su propio aparato militar, encuentra resistencia en las guerrillas de los irisinos, con sus ataques suicidas, comandada por Orlewen (guiño anagramático al autor de 1984), un líder con connotaciones religiosas dignas de un Mackandal de El reino de este mundo de Carpentier.
La estructura de la novela, dividida en cinco partes con vasos comunicantes, logra construir un mundo posible, pero lo mejor es que no cierra la novela sino que plantea la discusión sobre si lo narrado (ocupación militar de Iris, resistencia y lucha independentista) no es acaso una alegoría de la imposición colonial en Latinoamérica y si habrá liberación auténtica.
Fuente: Buen Salvaje