07/18/2014 por Marcelo Paz Soldan
Retorcidas formas amorosas. A propósito de Tres obras: Fauna; El tiempo todo entero; Algo de ruido hace

Retorcidas formas amorosas. A propósito de Tres obras: Fauna; El tiempo todo entero; Algo de ruido hace

Tres obras (Romina Paula)

Retorcidas formas amorosas. A propósito de Tres obras: Fauna; El tiempo todo entero; Algo de ruido hace
Por:Agustín Ducanto

La editorial Entropía es una de las editoriales independientes más importantes de la Argentina y este año cumplió diez años desde su creación. Romina Paula, novelista y dramaturga, es uno de los autores que ha estado con ellos prácticamente desde el comienzo. Allí ha publicado las novelas ¿Vos me querés a mí? (2005) y Agosto (2009). El año pasado Entropía decidió publicar la mayor parte de su teatro en un solo volumen, una trilogía conformada por las obras Fauna, El tiempo todo entero y Algo de ruido hace (no ha sido editada únicamente la obra Si te sigo, muero, debut de la autora, basada en textos de Héctor Viel Temperley).
Mauricio Kartun, uno de los dramaturgos contemporáneos más destacados de la Argentina, habla sobre el teatro de Romina Paula en la contratapa del libro. “El texto teatral en su rareza implica siempre una tercera dimensión. Es su propio tiempo y espacio, pero es además una hipótesis de representación escénica a la que contiene sin ilustrarla. […] Cuerpo y palabra en un solo objeto. […] En la poderosa solvencia teatral de sus situaciones y personajes y en la belleza llana de sus textos Romina Paula es ejemplo extremo de esa virtud.”. Las palabras de Kartun reflejan de una manera precisa lo que significa enfrentarse a estos textos. Personalmente, no he tenido la oportunidad de ver la presentación escénica de ninguna de las obras que forman parte de esta edición, pero me pregunto si eso realmente cambiaría la manera en que uno lee estos textos. Las obras de Romina Paula son textos autónomos que sobreviven a la frialdad del libro anulándola. Las tres obras podrían ser tres pequeñas novelas familiares en donde las relaciones se retuercen. Y sin embargo son más que eso, y también son más que el mero elemento invisible que articula la manera en que se desenvuelve un grupo de actores sobre un escenario.
El texto dramático es una extrañeza. Eso lo sabe el texto en sí mismo, pero no siempre lo sabe el dramaturgo y muy pocas veces lo sabe el lector/espectador porque lamentablemente no se edita tanto teatro como es necesario. Es una extrañeza porque nos permite acceder a la marioneta, a los hilos que la sostienen y a la mano del maestro que mueve esos hilos. Todo junto. Todo en un mismo objeto. Todo en simultáneo. Las obras de Romina Paula se juegan su alma en el cruce entre lo que la autora apunta en las didascalias y en cómo están escritas, lo que está dicho en los diálogos y lo que está ausente en ellos, y, como toda buena literatura, de ciertos espacios en blanco, ciertas aperturas del sentido, que existen en los vacíos que dan cuenta de lo ausente.
“Vuelve Mariana con hojas y ventolera. No tiene adonde ir, está desecha. Se va a sentar al sillón, prende un cigarrillo. Baja el Colo. Está cambiado, más luminoso se diría, aunque intenso. Desaliñado.”. La acotación escénica pertenece a Algo de ruido hace y refiere a cómo se comportan los personajes en un momento particularmente tenso de la obra. Pero no se trata únicamente de una serie de indicaciones para los actores, también contemplan al posible lector de la pieza como obra literaria. La forma en que Mariana vuelve a aparecer, la manera en la que el Colo aparece distinto, cambiado, tienen que ver con el talento de Romina Paula y son teatro y literatura al mismo tiempo. Como si supiera que los actores, además de intérpretes, o antes que intérpretes, son lectores y ella debiera escribir también para ellos.
La obra que da comienzo al libro es Fauna, pese que fue la última en estrenarse en teatros. De hecho, el orden de las obras editadas es el inverso al que supondrían sus estrenos. Fauna posee dos epígrafes previos a la acción, uno de Dorothea Lange y uno de Juan L. Ortiz. Me pregunto si durante las funciones alguien leerá para el público estas citas. No lo sé. El verdadero comienzo de la obra se da con una de las actrices recitando a Rilke, respetando la memoria de Fauna, el eje magnético de la obra, un personaje ausente, que era una gran aficionada al poeta.
Fauna pone en escena el trabajo previo a la realización de una película en torno a una figura imposible, a una mujer monumental, la que da nombre a la obra. Aparecen el director de la película y la actriz protagónica y los dos hijos de Fauna. Cuatro personajes en escena. El recitado de Rilke y la ausencia de acotaciones al comienzo de la obra hacen que la acción se desenvuelva de manera confusa y que no sepamos exactamente qué es lo que sucede. Después, a medida que la acción avanza, vamos vislumbrando un cierto sentido de las cosas pero enseguida todo se enrarece. Los personajes se enamoran unos de otros sin que ningún amor sea correspondido. Las personalidades alternan entre una posible realidad y la representación escénica de la película. Se confunde la vida real con los ensayos. Y al final no hay nada claro, todo se ve enrarecido y quizás eso tenga que ver con la imposibilidad de acceder a esa figura extraña que es Fauna, o Fauno – como era conocida en círculos literarios exclusivos de hombres –, y que de un modo u otro afecta de diferentes maneras a todos.
Arte y vida confundiéndose.
“¿Quiénes son ustedes? ¿De dónde salieron?”, pregunta en un momento el director. A lo que Santos, el hijo varón de Fauna, responde: “¿Nosotros? De ningún lado, siempre estuvimos acá. Son ustedes los que nos vinieron a buscar.”. Más adelante, en una acotación escénica, Paula apunta: “El director lo abraza y todo es muy confuso.” El final de la obra es de una belleza extraña e incómoda, los personajes dejan de reconocerse y se realizan mutuamente planteos y reclamos que apenas llegan a comprender. Todo es muy confuso y la obra termina.
El comienzo de El tiempo todo entero es similar en su confusión al de Fauna. Dos personajes hablan acerca de una canción de Marco Antonio Solis y de la posibilidad del amor a pesar de la violencia y de la muerte. Antonia dice “…es una canción de amor.” y Lorenzo pregunta “¿En qué sentido?”. “En el único…”, es la respuesta que recibe. Antonia y Lorenzo son hermanos. Ella ha decidido no salir más de su casa. Ambos viven con Úrsula, su madre, que presiona a su hija para que abandone su encierro y que tiene un amigo o un amante con quien sale por las noches. A veces los hermanos juegan a las hipótesis, un juego en donde imaginan situaciones de vida particulares, distintas a la real, en donde a partir de una relación que no es la de hermano y hermana deben arriesgar hipótesis sobre cómo se desenvolverían el uno con respecto al otro.
Como en Fauna aparecen el director y la actriz desestabilizando un cierto equilibro, en El tiempo todo entero aparece Maximiliano, un amigo de Lorenzo. Él es la aparente normalidad que sirve de medida para advertir la perversión de la relación familiar. Él es quien más cuestiona, pero intentando entenderla, el aislamiento de Antonia.
Los diálogos son extraños, las reacciones de los personajes son extrañas. La obra es un despliegue de enrarecimientos que se superponen sin resolverse. Hacia el final de la obra los cuatro personajes discuten. Lorenzo y Maximiliano bromean con Úrsula, se ríen de ella, y Antonia la protege. Sin embargo, la madre termina defendiendo a Lorenzo y a Maximiliano y atacando a su hija. Después hay una escena de tensión en la que Úrsula deja en evidencia a su hijo con su hermana. Entonces todos se molestan con todos.
“Lorenzo pierde el control, besa a su madre, como si la golpeara.”
La obra termina con los personajes escuchando la canción de Marco Antonio Solis de la que hablaron al comienzo y después, ya terminada la representación, con una descripción del cuadro “Recuerdo” de Frida Kalho, de la que también se habla al principio. La interpretación del cuadro pone de relieve la relación enfermiza que mantuvo la pintora con quien fuera su marido, Diego Rivera. En la pintura, Frida se autorretrata con el corazón extirpado. “El corazón, así, lejos de ella, ya no significa nada.”, dice el cierre de El tiempo todo entero.
El epígrafe que acompaña a Algo de ruido hace es de “La intrusa” de Borges, un cuento sobre dos hermanos y una mujer de la que ambos se enamoran. La didascalia que nos sitúa en la primera escena dice al comienzo “Miramar. El salón de una casa señorial. Dos hermanos de clase alta, bien vestidos y simbióticos.”. Nacho y el Colo viven en la casa en donde hasta hace poco vivieron con su madre. Ahora ella ha fallecido y ellos se encuentran solos en un lugar que no pueden abandonar. Después llega Mariana, su prima, medio perdida y arrastrando hilos que no se sabe muy bien dónde están atados. Ella es la que rompe el equilibrio de la simbiosis entre los hermanos. Es el agente externo, como Maximiliano en El tiempo todo entero.
El Colo escribe en un cuaderno cosas que no puede recordar y lo lleva con él todo el tiempo, sin que nadie pueda verlo. La relación con Nacho es extraña, de un amor extraño, de un amor dependiente y egoísta. Por eso Mariana no puede encajar entre ellos. Porque tiene enredos con ambos y porque ellos son mundo en sí mismo, un mundo que no admite nuevos habitantes. Hacia el final, algo se rompe entre los hermanos y Mariana. “Somos tus primos.”, dice el Colo, “Pero no te queremos como prima. Eso ya se fue.”, dice Nacho.
Algo de ruido hace, al igual que Fauna y El tiempo todo entero, es una obra sobre el amor sin importar su forma, sobre el amor más allá de sus condiciones. Romina Paula experimenta disposiciones alteradas del sentimiento amoroso, retorcidas por momentos, como el del hombre que asesinó a su mujer y le pide perdón en la canción “Tu cárcel” de Marco Antonio Solis, o el del cuadro de Frida, ese del hombre parado al lado de la cama con la mujer apuñalada que dice “Unos cuantos piquetitos!”.
La obra termina con el Colo contándole a Nacho lo que sucede en “La intrusa”, acostados en una misma cama, con “La chica debajo de la sábana.” como acotación que da comienzo al último acto. El argumento del cuento de Borges habla de dos hermanos enamorados de la misma mujer que terminan matándola para evitar un conflicto entre ellos.
Romina Paula escribe sobre el amor de una manera particular, que le es propia. El amor más allá de su forma. Sea entre padres e hijos, entre hermanos, entre amantes, entre hombres o entre mujeres. El amor como intensidad de un vínculo particular. La autora entiende que el amor no necesariamente es el bueno y bello, sino que hay otras formas, que se alejan de los que esperaríamos, que igualmente tienen relevancia y sobre las que es necesario escribir. El teatro de Paula es uno sobre las relaciones entre los seres humanos y sobre el amor ante todo y en cualquiera de sus formas, incluso cuando hiere, incluso cuando mata.
Fuente: Ecdótica