03/19/2014 por Marcelo Paz Soldan
Iris, de Edmundo Paz Soldán

Iris, de Edmundo Paz Soldán

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Iris, de Edmundo Paz Soldán
Por: sentidodelamaravilla.blogspot.com

(Banda sonora de la reseña: Sugiero leer esta reseña escuchando Hurt de Nine Inch Nails)
Suelen darme un poco de miedo los libros que, surgidos de la pluma de reconocidos autores del mainstream, se incursan en la ciencia ficción como diciendo “quitaos para allá, que lo estáis haciendo mal”. Equivocadamente, quizá por algunos comentarios oídos a destiempo, había metido a Iris, la más reciente novela de Edmundo Paz Soldán, en ese saco. Por fortuna, mi amigo Miquel Codony, que para estas cosas tiene muchos menos prejuicios de los que yo llegaré a tener nunca, se atrevió a leerlo. Me está encantando di, me dijo. Y creo que a ti te gustaría tu. Doy gracias a Xlött por haberle hecho caso.
Iris es un libro que hace muchas cosas y todas las hace bien. Lo primero que nota el lector, por supuesto, es que Paz Soldán juega, experimenta, retuerce el lenguaje con su particular mezcla de spanglish y términos inventados y con una muy bien medida pizca de escritura experimental. La sensación inicial puede ser desconcertante para el lector, como una ráfaga de fengli en plena cara, y en manos dotro autor menos hábil podría haber sido un desastre. Pero aquí funciona muy bien indid, con una sensación de inmersión total a la altura de las mejores obras de la ciencia ficción clásica. Jugar a adivinar el significado de cada palabra, a descubrir a través dellas el entorno nel que viven los personajes, es uno de los grandes placeres de leer esta novela.
La ambientación es precisamente uno de los puntos fuertes de Iris. Desde su peculiar y exótica fauna (dushes/boxelders/goyots/lánsès/dragones de Megara/pájaros arcoíris), a su mezcla de tecnología, mitología y misticismo, todo se conjuga para crear un ambiente opresivo pero subyugante. La ciudad de Iris es un personaje más de la novela y uno no puede evitar acordarse de otras obras recientes (como The Windup Girl, de Bacigalupi, que Paz Soldán ha reconocido admirar) que consiguen un efecto similar. Desde la primera página el lector siente como si Iris estuviera ki y ko y pudiera experimentar cada sensación, cada olor, cada textura con su propio bodi.
El resto de personajes, los de carne y hueso, están igual de bien construidos, si no mejor aún. Es un tópico decir que son tridimensionales y que parecen de carne y hueso, pero no se me ocurre una mejor manera de expresar la maravillosa credibilidad de la que el autor los ha dotado. Ya sean shanz, mineros, artificiales, irisinos o pieloscuras, cada uno dellos tiene vida propia y el lector llega a conocerlos perfectamente con tan sólo unas pocas frases o un mínimo gesto. Destaca especialmente Orlewen, ese personaje mesiánico que parece un reverso oscuro y misterioso de Paul Atreides, pero cada uno dellos es memorable a su modo. Colabora a ello la variedad de estructuras narrativas que Paz Soldán elige para diferenciarlos. Capítulos cortos, capítulos largos, un único capítulo… Y esa pequeña maravilla que es la narración en primera persona con un personaje indeterminado, un narrador genérico/neutro/indefinido, que el autor se saca de la chistera en la segunda de las cinco partes de la novela.
Una de las líneas conductoras que une a todos estos personajes es la omnipresencia de las drogas, en todas sus formas. Swits/jün/paideluo/danshen/polvodeestrellas. Cualquier cosa con tal de conseguir el ultimate high que haga olvidar la realidad insoportable en la que están atrapados, cada uno por un motivo diferente pero igual de insuperable. Abundan den las escenas de pura psicodelia. Pero lejos de utilizarlas como un recurso fácil o un fin en sí mismo, Paz Soldán sabe dosificarlas para que ni siquiera a un lector que, como yo, aborrece ese tipo de narración lleguen a cansarle.
La otra huida, muy relacionada con la anterior, a la que recurren los personajes es la religión, otra de las constantes en la novela. Pero a diferencia de lo que sucede con los swits, algo elegido y buscado por los protagonistas, es la religión la que sale al encuentro dellos. Xlött/Malacosa/la Jerere/el Dios Boxelder/Joli/el Dios Dragón es una presencia continua que permea cada página del libro, cada rincón de Iris, cada segundo de la existencia de sus habitantes. Y que poco a poco los va transformando. Como el Alcaudón en Hyperion, que apenas aparece pero es el verdadero protagonista de todas las historias, Xlött es la fuerza motora de todo lo que sucede en Iris (algo que me ha gustado especialmente saber que era precisamente una de las intenciones de Paz Soldán).
En ese sentido, uno de los aspectos que más gratamente me ha sorprendido de esta novela es cómo bebe de las fuentes de la tradición de la ciencia ficción y las hace suyas para crear algo nuevo, con una marcada personalidad pero a la vez en claro diálogo con el género. Simmons/Herbert/Bacigalupi/Le Guin/Dick dejan notar su clara influencia a la vez que sus temas e ideas cobran nuevas dimensiones en la pluma de Paz Soldán. Un verdadero regalo para el aficionado a la buena ciencia ficción.
El único pero que le puedo poner a esta obra es que la trama tiene a veces una importancia secundaria con respecto al resto de elementos. Está claro que el autor está interesado en retratar una situación, explorar un mundo y caracterizar unos personajes por encima de plantear un misterio o contar un historia (que la hay) con un principio y un final bien definidos. Pero para algunos lectores la falta de una línea argumental clara podría llegar a suponer un handicap en una novela que es, por lo demás, casi perfecta.
Iris es, por si no se ha notado, uno de los libros que más me han gustado últimamente y, sin duda alguna, una de las cinco mejores novelas de ciencia ficción escritas originalmente en castellano. No sé qué recepción tendrá entre los lectores generalistas (realmente me gustaría saberlo) pero, por mi parte, la he disfrutado inmensamente y no dudo en recomendarla a todos y cada uno de los aficionados a la literatura de género. Saber que Paz Soldán piensa regresar a Iris es una auténtica alegría. Yo no me lo voy a perder. Y ustedes deberían leer Iris tu. Nau.
Fuente: sentidodelamaravilla.blogspot.com/