11/07/2013 por Marcelo Paz Soldan
"Adoro las ciudades con todas sus máscaras". Entrevista con Alex Aillón sobre MUERTA CIUDAD VIVA

"Adoro las ciudades con todas sus máscaras". Entrevista con Alex Aillón sobre MUERTA CIUDAD VIVA

Claudio

“Adoro las ciudades con todas sus máscaras”.
Entrevista a Claudio Ferrufino Coqueugniot
Por: Alex Aillón

El título de tu última obra Muerta ciudad viva, nos lleva a una primera pregunta ¿cuál es la ciudad a la que te refieres? ¿Cómo ha sido tu relación con las ciudades en las que has vivido? ¿Sientes que esta es una novela urbana?
Es Cochabamba, en una faceta que no desdice su belleza y bucolismo, pero que vive al margen. Por eso, a ratos, el personaje es capaz de oler los eucaliptos, mirar los cerros. Hay una ciudad que vive, y él en ella, y otra que lo mata. No es un asesino real, o una región suicida, aunque lo parezca a través de sus oscuridades, las cuales se podrían explicar por fenómenos sociológicos, económicos, pero no se trata de eso el asunto, más bien de la percepción exacerbada del individuo ante un ente abstracto que semeja presente en la realidad.
Adoro las ciudades, en todas sus máscaras, y Cochabamba entre ellas, la soleada y plácida que disfrutamos, la sombría que oscurece y muchas veces no amanece más.
Novela urbana, con ese dejo rural que nos queda de nuestra historia, pre y post revolución nacional. La ligazón del cochabambino con el campo sigue siendo muy estrecha.
Cómo ubicas tú último libro en el contexto de toda tu obra ¿Cuál es el momento en qué decides escribir esta novela?
Estaban las ganas, desde hace mucho. Creo que es una novela largamente pensada que encontró el resquicio preciso para materializarse. Sigue, al menos en estilo y espíritu, una línea de penumbra, dolor y brutalidad que habita en mis anteriores libros.
El Exilio voluntario es en buena parte una construcción de la memoria, de tu posición como escritor inmigrante en Estados Unidos, ¿Muerta ciudad viva cuánto tiene de autobiográfico?
Muerta ciudad viva es la contraparte local de El exilio voluntario. Cronológicamente su argumento precede a aquel de la emigración. Diré que El exilio comienza donde se acaba Muerta ciudad, a pesar de que no hablamos de los mismos personajes. Hay circunstancias relatadas en el nuevo libro, que aparecen como circunstancias efímeras en la novela, también urbana, del boliviano en USA. ¿Lo autobiográfico? Bastante. Pero el escritor se apropia como suyas de otras vidas y experiencias, lo sabemos. Hay mucha gente que habita en el personaje central, sabiéndolo o no.
Ramón Rocha Monroy, quien ha presentado estos días tu novela en la Feria del Libro de Cochabamba ha dicho que pocos escritores hay en Bolivia y el mundo que tengan el imaginario doloroso, escéptico y rebelde de Claudio. Y que para ubicarte habría que leer a Petronio, Rabelais, Lautréamont, Bukowski, Henry Miller, Celine, Cioran y Jaime Saenz. Dime Claudio ¿con cuál o cuáles de ellos te identificas más y por qué?
Bueno, son todos autores que he leído y disfrutado en su momento. Creo que todos ellos comparten algo de lo que se relata en el libro. Ramón habla del dolor, la rebeldía, el escepticismo. Lo encuentras en cada uno de ellos. Lo sombrío y lo amargo también.
Por último, en qué trabajas ahora y cómo lo trabajas, cuál es tu método general de escritura, esto ha cambiado con los años?
Varios proyectos de novela, algunos tan antiguos como una década. El hecho de írseme cerrando espacios como columnista, me da -espero- el tiempo para dedicarme a obras de ficción. No tengo método; lo he dicho en otra ocasión, escribo cuando puedo, cuando la lucha por la supervivencia y las obligaciones cotidianas lo permiten. Pienso que eso le añade algo de sal.
Fuente: Puño y Letra