Por: Irina Soto-Mejía
A propósito del artículo del día miércoles 7 de marzo, “Buenas noticias del cuento Latinoamericano” de Edmundo Paz Soldán, el día de hoy rescatamos una entrevista realizada a Gonzalo Lema en julio de 2011, publicada en Los Tiempos, en la cual el autor de La huella es el olvido expresa, principalmente, sus percepciones sobre la situación del cuento boliviano hasta lo que él denomina ‘su generación’ dentro de la literatura boliviana.
Al referirse a los momentos cumbre del cuento boliviano, Lema cita a Raza de bronce, del “Chueco” Céspedes, Oscar Cerruto, en Cerco de penumbras y a René Pope concentra en las minas para manifestar que: “Los tres, con gran calidad, tienen la preocupación por testimoniar su tiempo, denunciar el clasismo, el racismo, el olvido de los sectores marginales de parte de las élites sociales bolivianas”.
Al mismo tiempo, al comentar sobre las variaciones del cuento boliviano, hace referencia a la aparición de un nuevo personaje con el planteamiento de la ciudad (espacio urbano) como protagonista de las narrativas, indicando: “el campesino, el minero, el obrero, la chola, los “señoritos” afrancesados de los siglos XIX y tres décadas del XX, las damiselas, en fin, comienzan a ceder paso al personaje llamado ciudad. Parece inevitable: la ciudad es el hacinamiento, el anonimato, la ajenidad, la epidemia, la enajenación, la inseguridad, la carencia, el bloqueo, la promiscuidad…”. Lema observa al cuentista boliviano como aquel que cede para hablar de lo único que es cierto: las calles; aunque para él: “la preocupación por lo social parece firme. Algunos escritores enriquecen esta preocupación tradicional con buceos introspectivos. Pero la preocupación por narrar el país, por escribirlo, por ponerlo en palabras, está en pie”.
Sobre una posible periodización de la literatura, Lema despide la separación de lo lineal y lo cíclico, proponiendo más bien la idea de la continuidad, remarcándola como lo más nítido en la producción cuentista nacional.
Finalmente, sobre el sitial de preferencia del cuento entre los lectores nacionales, comentó: “Don Werner Guttentag llevaba al día estas estadísticas: ¿Cuántos libros de cuentos se han producido este año? ¿Y cuántas novelas? Él me comentó, alguna vez, muy asombrado, que el género que menos se vendía era el que más se producía: la poesía. El segundo género en producción y venta, muy lejos de la novela, el cuento”, sobre esta situación propone, “Hay que apostar más al trabajo que al marketing. La inspiración debe “pillarnos” trabajando”.
Fuente: Ecdótica
