Por Caio Ruvenal
La editorial 3600, a la cabeza de Willy Camacho, lleva adelante la generosa labor de publicar por primera vez en el país la obra completa de Claudio Ferrufino-Coqueugniot. Escritor cochabambino, fundamental para la narrativa boliviana, cultivador de cuento, novela y ensayo, “un orfebre de la palabra”, como lo califica Camacho, haciendo alusión a su tan particular estilo que ha ido evolucionando, hasta llenarse de construcciones poéticas.
Particular también es su inserción en un canon literario boliviano. Al irse tan pronto de Bolivia a Estados Unidos sus influencias, experiencias y perspectivas fueron otras. Es difícil tratar de encasillarlo en alguna corriente nacional, desarrollando una singular voz. Ya se han publicado siete textos, de los que calculan serán unos 19, de esa obra reunida de Ferrufino, entre ellos Virginianos, El Exilio Voluntario, Muerta, ciudad viva y otras misceláneas sobre sus ensayos breves y crónicas.
En la 22ava Feria Internacional de Santa Cruz se lanzó un nuevo volumen de Diario Secreto, el libro ganador del Premio Nacional de Novela en 2011. La obra, al igual que los otros de la colección, se puede conseguir a través de venbo.shop.
Claudio Ferrufino-Coqueugniot (Cochabamba, 1960) desde 1989 vive en Estados Unidos. Es autor de Virginianos (1991, prosa breve), Ejercicios de memoria (ensayos, 1989). El señor don Rómulo (novela, 2002), El exilio voluntario (2009, Premio de novela Casa de las Américas), Diario secreto (2011, Premio nacional de novela), Muerta ciudad viva (novela, 2013), y Madrid-Cochabamba/ Cartografía del desastre (coautoría con Pablo Cerezal, 2015).
¿Cómo ha sido editada la obra de Claudio Ferrufino a lo largo del tiempo en el país?
Está repartida. Habían salido unos libros en una editorial, otros en otra. Tampoco estaba muy difundida. Claudio es un autor premiado, admirado, pero no había una difusión amplía de su obra. Entonces, yo le propuse que hagamos la edición de su trabajo reunido completo, por partes. Porque es una obra muy extensa, muchos libros estaban inéditos, otros eran textos sueltos y para reunir todo, hacer un proyecto de obra completa en un solo tirón se necesitaba mucha inversión y la editorial (3600) no es grande, es independiente, pequeña. Vimos que la mejor forma era sacar de tres a cuatro libros por año, para tenerlo todo en unos cuatro o cinco años, porque hay considerar que Claudio sigue escribiendo, en medio de este tiempo salieron libros inéditos. Él va poniendo el número a la colección, porque sabe el orden cronológico de los libros. Por ejemplo, Diario secreto es el volumen 9, pero antes ya salió el número 14. No es un orden correlativo. Claudio lleva el orden de los volúmenes y la encargada de la edición es Ariane Ávila. Ariane empezó a trabajar con Claudio para el inicio de este proyecto, se llevaron muy bien, entonces se decidió que se encargue de toda la obra. Al principio, las portadas las hacíamos nosotros, 3600 con nuestro diseñador, pero en un punto Claudio se contactó con Antagónica Furry, una de las artistas más importantes de Latinoamérica, y le dijo si le podía ceder algo para una portada y ella mandó varias opciones. Después yo me contacté con Antagónica y se quedó como parte del proyecto. Ella hace ahora todas las portadas. Diario Secreto la diseñó ella ya con título, no es que nos mandó un grupo de ilustraciones o collages para que decidiéramos, sino que es un trabajo original. Es un lujo tenerla aquí.
¿Desde qué libro participó Antagónica Furry?
Ecléctica y El oro de las estrellas los hizo ella. Muerta Ciudad Viva es un trabajo de nuestro diseñador y Virginianos, un amigo de Claudio. Todas las demás ya la hizo ella (Antagónica), salieron casi simultáneamente.
¿Cuántos libros se publicaron hasta la fecha y qué número de volumen se los puso?
No tengo a la mano el número de volúmenes. Si sé que se publicaron Virginianos (cuento), Muerta, ciudad viva (novela), El exilio voluntario (novela), El Diario secreto (novela), El oro de las estrellas, Fever y Ecléctica. Los últimos tres son textos sueltos donde juega mucho con la crónica y el ensayo, una mezcla. Son siete libros publicados, por ahí se me está pasando uno, que empezamos a finales de 2018, pero el 2019 se tuvo que suspender lo de Fever porque teníamos conflictos en el país terribles y el año pasado básicamente no hubo nada. Aprovechamos entonces el 2020 para hacer la presentación de Fever durante la pandemia, porque ya era un libro listo que no terminó de lanzarse. Lamentablemente, hay eventos que han conspirado contra el desarrollo normal de este proyecto, porque ya deberíamos estar en el libro 12. Este año solo haremos dos: Diario Secreto y Nuevos textos de memoria antigua, es un título provisional que saldrá para la Feria de La Paz; una recopilación de escritos, es nuevo. Era un proyecto que él tenía que eran Cartas de la pandemia cuando empezó, misiva dirigidas a diferentes personas. Combinó eso con nuevos textos que ha ido creando y cartas a su hermana, porque le afectó mucho su fallecimiento. Es un texto lindo con la pluma de siempre de Claudio, que provoca disfrute al leer. Nos estamos recuperado de una crisis grave que ha sufrido todo el sector cultural, y principalmente el de los libros. No nos daba este año para sacar cuatro, iremos nivelando los próximos.
¿Cuántas obras aproximadamente componen la obra de Claudio?
Yo le pregunté y Claudio me dijo hace tres años que iban a ser alrededor de 17 libros, volúmenes, pero eso era hace tres años. Yo me imagino que estamos bordeando los 19.
En la obra de Ferrufino hay cuento, novela y ensayo. ¿Dónde lo has visto más prolífico?
Tiene ficción, sí, tres novelas y un libro de cuentos, Virgianos, que ya casi no había en Bolivia, era legendario, se sabía que existía, pero nadie lo había visto. Yo cuando estudié literatura se lo mencioné, fundamental en la cuentística nacional. Sin embargo, creo que se suelta más en el ensayo breve, en la crónica, ahí tiene varios libros que son sus obras más gruesas. Él se siente más cómodo haciendo ese tipo de cosas, me parece. Su narrativa es poderosa, ganó el premio Casa de las Américas, el Nacional de Novela con narrativa, pero creo que donde más se soltó escribiendo es en ese tramo del texto breve, de la reflexión, del ensayo, volviendo un poco a veces con la crónica.
¿Habría que incluir a Ferrufino en una generación literario o en algún estilo?
Yo no he leído a alguien que tenga su estilo. Claudio es alguien que maneja muy bien la palabra, es un orfebre. Es muy detallista con las construcciones poéticas, sin hacer poesía. Página que uno abre, pagina que uno halla varias construcciones poéticas en el leguaje. Su lenguaje es evidentemente literario, me dirás que todos los que hacen literatura tiene un lenguaje literario, sí, pero de él es exquisito. No se detendrá a hacer transcripción de la oralidad, un ejercicio maravilloso que es propio de Adolfo Cárdenas, pero es otro tipo de ejercicio, para Cárdenas la literalidad va por otro lado, no va por la poesía. Ya sé quién puede ser alguien más parecido a él (Ferrufino): Guillermo Ruiz. He hallado un vínculo entre las conexiones entre ambos, en cuanto al grado de exquisitez que escriben. Como generación pertenece a la de Adolfo Cárdenas, Manuel Vargas, pero no tienen los estilos porque Ferrufino se fue a Estados Unidos, tuvo otras fuentes, otras lecturas, otras experiencias, quien sabe si se hubiera quedado en Bolivia, hubiera transitado lo que hicieron sus colegas, pero al estar allá, en su exilio voluntario se vio obligado a acompañarse de otros libros y tener experiencias totalmente distintas los que tuvieron los residentes bolivianos. No solo por estar afuera del país, sino por todo lo que tuvo que hacer, los trabajos que tuvo que pasar para vivir, tiene otra visión. Es un escritor particular. Pasa lo mismo con Paz Soldán. Edmundo al principio, desde que se fue a Estados Unidos, tiene un tramo novelístico donde insiste en procrear a Bolivia en Rio Fugitivo, ficcionaliza Bolivia; y luego ya se cansa, se estaba olvidando el idioma, se sueña en inglés, ahora su preocupación es el lenguaje, no el país como tal. Edmundo dice eso: lo que quiero es experimentar el lenguaje para no olvidarme del idioma, su experimentación hace que su literatura crezca, su ficción ha trascendido eso. Es un ciclo, que calculo, le pasó lo mismo a Ferrufino. En Muerta, Ciudad Viva todo era Cochabamba , su juventud, hasta el exilio voluntario, donde se libera, Diario Secreto es una ficción total, si bien tiene personajes locales bolivianos, se la ubica en cualquier parte del mundo, es un asesino serial, es ficción total, se libera del país, que no digo que sea malo escribir sobre él, pero cuando estas afuera, el escribir sobre tu país es en un afán de recordarlo, rendirle homenaje, no sé, no saldría una ficción tan poderosa, si no escribieras lo nuevo que conoces, me da esa impresión. Claudio es distinto a los de su generación, porque se fue muy joven, no compartió, no estuvo en encuentros, donde todos siempre estuvieron como Manuel, Adolfo, Homero Carvalho, quienes se han leído, han discutido su obra. De alguna manera, hay conexiones entre Homero, Paz Padilla, etcétera, toda esa generación estuvo en el taller de cuento nuevo de Jorge Suarez, viene de una misma escuela, Claudio no tuvo esa oportunidad.
Y de alguna manera un precedente en desarrollar su obra en EEUU, como los de esta generación, Hásbun, Paz Soldán, Liliana Colanzi…
Claro, pero la diferencia es que todos ellos se fueron becados a estudiar. Claudio se fue a partir el lomo, trabajó recogiendo cajas de mercado, de micrero, yendo a buscarse la vida.
Fuente: La Ramona