02/19/2009 por Marcelo Paz Soldan
El exilio y Claudio

El exilio y Claudio

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Letras que se transforman en la Lejanía
Por: Marcelo Suárez Ramírez

Con El exilio voluntario, el escritor boliviano Claudio Ferrufino-Coqueugniot conquistó el premio Casa de las Américas 2009 de Novela. La obra se centra en una importante problemática latinoamericana, la de los desplazamientos que por distintas razones se producen en la región hacia los centros de poder hegemónico y sus consecuencias
Claudio Ferrufino-Coqueugniot no acababa de reponerse de la sorpresa al saber que había ganado el premio Casa de las Américas 2009 de Novela, cuando recibió una nota de felicitación del reconocido poeta cubano Roberto Fernández Retamar, presidente de la institución cultural fundada en La Habana en 1959, la misma que desde su creación otorga este prestigioso galardón literario.
“Si bien considero que es un muy buen libro, a ratos, no esperaba ganar”, expresó en tono modesto Ferrufino-Coqueugniot, respecto a El exilio voluntario, obra con la que Casa de las Américas lo distingue por segunda vez, ya que en 2002 recibió una mención de honor por su primera novela El señor don Rómulo (n. del e. editada por Editorial Nuevo Milenio.)
Se trata del tercer literato nacional que inscribe su nombre en el palmarés del galardón cubano en el apartado novelístico, puesto que anteriormente lo hicieron Renato Prada Oropeza y Wolfango Montes (Gonzalo Lema también se hizo con una mención), mientras que Pedro Shimose ganó en poesía en 1972 con su famoso poemario Quiero escribir pero me sale espuma.
Vía telefónica desde Denver (Estados Unidos), donde reside dese hace 20 años con su familia, el escritor cochabambino conversó con Brújula (suplemento del que es uno de sus más habituales colaboradores) sobre este reconocimiento, cuyo certamen, que festeja el 50 aniversario de su creación, convocó a más 600 obras de América Latina y el Caribe. Aseguró que se mantiene ligado a la realidad nacional a pesar de la distancia y auguró mejores días para los inmigrantes latinos en el país del norte a partir de la nueva administración de Barack Obama.
– ¿Cómo y en qué circunstancias nace El exilio voluntario?
– Esta novela nace en 1996, es decir hace más de 12 años. Es un libro de tono autobiográfico, bastante ‘avant garde’ en cuanto al estilo. No tiene cánones formales, sin que ello implique que la trama se pierda. Hay cierto rigor cronológico matizado de reversiones en el tiempo que por momentos se entremezclan.
La temática es la emigración-inmigración y el encuentro de dos mundos, que a veces resulta violento, pero también suele ser compatible (enriquecedor como experiencia humana). Situándolo dentro de mi vida, se ubica entre 1989, cuando llegué a Estados Unidos, y 1990. Sin embargo, me apropio de temas posteriores en el tiempo, a veces, para apuntalar algo. Son los primeros años en Estados Unidos.
– Para el desarrollo de un escrito, 12 años puede ser un periodo bastante largo. Imagino que la historia sufrió diversas modificaciones durante ese lapso…
– Así es, como también no llegué a tocar ni una sola línea de la novela durante dos años. A medida que pasaba el tiempo, la obra iba enriqueciendo mi experiencia como inmigrante y fui viendo el tema con otra perspectiva. Todo eso hizo más valioso el texto, no sólo en la cuestión temática sino también en la estilística.
– En 2002 ganó una mención en el premio con la novela El señor don Rómulo. ¿Qué lo motivó a concursar otra vez?
– Inicialmente pensaba mandarla al premio Nacional de Novela, pero al final algo me dijo que participara del Casa de las Américas y lo hice en el último día de plazo. Afortunadamente el envío llegó a tiempo, pues vea ahora qué resultado.
– ¿Cómo califica a El exilio voluntario?
– Considero que es una gran novela, estoy muy contento con ella. No desechaba la idea de ganar pero sí me sorprendió la noticia del premio.
– ¿Qué parte de su vida ha ocupado la literatura en los 20 años que ha vivido fuera del país?
– En realidad, la literatura ha sido casi circunstancial en mi vida. Mis primeros años en EEUU fueron muy duros. Trabajé de todo, desde estibador hasta traductor y albañil. En mis momentos libres escribía, pero jamás me dediqué de manera profesional a este oficio. No se imagina cuánto me cuesta a veces escribir una columna porque no he dormido bien por el trabajo.
– Claudio Ferrufino-Coqueugniot es uno de los más frecuentes colaboradores de Brújula y de otros suplementos culturales del país. Sus artículos se caracterizan por sus diversas temáticas, desde cine y música, hasta política y ciencia. ¿Hay algo que intenta reflejar en el fondo a través de la variedad de sus escritos?
– Que me gusta vivir la vida con pasión y todas las expresiones de vida. Creo que todo es digno de ser escrito y digno de ser leído. Cuando leo un artículo que me gusta y me mueve a escribir algo, generalmente le añado elementos de diversas áreas, ya que me gusta ser muy ecléctico al momento de escribir.
– Los viajes también son una excusa valiosa para escribir…
– Por supuesto; por ejemplo, a Bolivia viajo una vez cada año y siempre encuentro un motivo para escribir. Hace dos años visité por primera vez Beni y escribí una nota sobre la experiencia inolvidable que fue conocer Trinidad.
– ¿Qué ha significado para usted vivir 20 años fuera de Bolivia?
– Me ha dado otra perspectiva sobre la vida. A pesar de vivir 20 años fuera no he dejado de ser profundamente boliviano, jamás me he desligado de mis raíces.
– ¿Cómo ve el nivel de nuestras letras?
– Lo veo muy bien, aunque no he leído lo escrito por los últimos jóvenes que ganaron el premio Nacional de Novela (Wilmer Urrelo y Sebastián Antezana). Me gusta mucho Ramón Rocha Monroy y Homero Carvalho, a los que considero escritores muy serios. Por supuesto, también he leído a Edmundo Paz Soldán.
– La literatura estadounidense ha sido muy fecunda en obras y autores, ¿Qué género o autor es de su preferencia?
– Desde siempre me ha gustado la literatura estadounidense, considero que es una de las más ricas del mundo. Si embargo, el tipo de autores y publicaciones que prefiero es el de revistas como The New Yorker, cuyos periodistas-escritores poseen ese estilo de periodismo literario que me encanta leer y escribir.
– Como inmigrante, ¿qué expectativas guarda respecto a la administración de Obama en la presidencia estadounidense?
– Obama va a tener que olvidarse de hacer cumplir algunas de las medidas que prometió en la campaña, porque muchos no se lo van a permitir, pero si logra resolver algunos problemas urgentes, como el desempleo, que actualmente es un tema fundamental para todos, le puede ir bien.
Como inmigrante latino es decisivo y alentador el hecho de que un representante de las minorías acceda a niveles de poder altos en este país.
– Luego de El exilio voluntario, ¿que viene?
– Bueno, ésta es mi segunda novela, luego de El señor don Rómulo. El premio es un gran incentivo para escribir mi tercer trabajo en este género. Voy a continuar produciendo artículos para prensa como también una próxima novela que ya comencé a escribir.
– El estilo literario de sus novelas es muy cercano al de sus artículos periodísticos…
– Ése es el estilo que me interesa, aunque algunos no lo consideren literario. Muchos autores europeos y estadounidenses reconocidos desarrollan en la actualidad, con buenos resultados, este tipo de literatura periodística y testimonial, alejada de la ficción.
Perfil
El llamado literario
Claudio Ferrufino-Coqueugniot nació en Cochabamba el 13 de marzo de 1960. Estudió la secundaria en el colegio Maryknoll de esa ciudad para luego seguir las carreras de Química industrial, Sociología e Idiomas. Sus primeros trabajos publicados datan de 1984 cuando Gaby Vallejo leyó un texto suyo y consiguió su publicación en el suplemento Presencia Literaria con la colaboración de Juan Quirós.
Fue columnista de Opinión de Cochabamba y colaboró en revistas españolas y alemanas. En 1991 publicó con Los Amigos del Libro su primer libro Virginianos, una recolección de cuentos y textos breves.
Ferrufino-Coqueugniot vive desde 1989 en Denver, Colorado (EEUU), con Ligia Ferragutti, una italobrasileña que conoció en Cochabamba. Se doctoró en lenguas modernas luego de presentar El señor don Rómulo como tesis del curso de honores. Se trata de una novela que abarca un período de la historia boliviana entre 1880 y 1950, el auge y fin de una casta parasitaria de señores improductivos que campeaba por tierra y existencia sin mayores preocupaciones.
El autor ha escrito diversos artículos que han sido publicados en el suplemento Brújula de EL DEBER y otros diarios nacionales.
Con su segunda novela, El exilio voluntario, recibió el premio Casa de las Américas 2009.
Fuente: El Deber