11/28/2008 por Marcelo Paz Soldan
Crítica a La decisión de Mauricio Rodríguez Medrano por Luis Minaya

Crítica a La decisión de Mauricio Rodríguez Medrano por Luis Minaya

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La inercia como método
Por Luis Minaya Montaño*

El cuento titulado “La Decisión”, de Mauricio Rodríguez Medrano narra la alienación existencial de Salvador Silverio, cuya falta de autoridad sobre sus necesidades lo hace dependiente de otros para su comercio con la realidad.
Está preso por un crimen que no ha cometido y su enlace con el mundo es el Compadre, un personaje tenebroso que, siendo el asesino de Alondra, maniobra para que Silverio fuera condenado por ello a 30 años de cárcel.
Silverio no es un hombre resignado ni vencido. Es inerte, sin control de sus sensaciones, tanto que no está seguro de haber cometido el asesinato, que “olvida como imaginó el incidente”. El Compadre se encarga de restregarle los detalles, entre vasos de alcohol con sultana, durante las visitas a la prisión.
Nos enteramos que el intrigante Compadre se autoelimina, sugiriendo que lo hacía como un Judas arrepentido por su traición. Aunque es más probable que no tolerara perder el control de Silverio, al que le quedaban pocos meses para cumplir su condena.
Una mañana un dinamitazo abre un boquete en la pared de la celda de Silverio. Una sublevación de mineros y campesinos ha tomado la carcel de San Pedro y los reos escapan del penal. En un arranque de narcisismo Silverio rehusa sumarse a la fuga colectiva para jugarse sólo.
Un avión ametralla a los manifestantes que han tomado la Plaza de San Pedro. El avión es el agente que restaura el orden en la urbe. El silencio acalla lo humano y solo se escucha el arrullo de las palomas.
Silverio emite señales contradictorias. Se puede suponer que en su único acto racional, ya libre de la influencia demoníaca del Compadre, decidiera lanzarse para ganar libertad personal. También es posible que al hallarse sin guardián saltara al vacío para completar su autodestrucción y retornar a su estado prenatal.
Es la recompensa que el destino les reserva a Silverio, por su inercia personal, y al Compadre, por su inútil intento de simular solidaridad humana.
Cuando Silverio salta para zafarse de su alienación, un balazo lo deja en suspenso. Las palomas de la Plaza de San Pedro levantan vuelo al cielo. No sabemos si alguna retorna con una rama de olivo en el pico, para anunciar que el diluvio ha terminado para Silverio.
El escenario del cuento gira en torno al Penal de San Pedro y la acción abarca dos horas. El personaje ausente, pero activo, es Alondra, en cuyo alrededor gira el destino de los hombres de la narración. La televisión es otro factor enigmático, que se arroja la representación de la ley y determina la culpabilidad de Silverio.
El cuento de Rodriguez Medrano habla de la inutilidad de intentar eludir el control autoritario y de lo vacuo de las victorias populares que incitan a los reos salgan a retomar su libertad. Silverio tiene el alma encadenada y ninguna rebelión le sirve.
Sin salida, como diría Sartre.
*Autor de la novela “El Cadáver de Leonardo”, publicada por Los Amigos del Libro.
Fuente: Ecdótica